CORONAVIRUS

Un fallo de cálculo echa a perder cerca de 100 dosis de Pfizer en Gijón

Los sanitarios habían previsto más inoculaciones de la cuenta y tuvieron que desechar las sobrantes por no acudir varios de los citados.

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Cañizares EFE

El Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) tuvo que deshacerse de entre 90 y 100 dosis de Pfizer no utilizadas el pasado viernes 30 de abril por un error de previsión, según reconoció la Consejería de Salud. Se calcularon más personas de la cuenta que debían asistir al punto de vacunación del Palacio de Deportes de Gijón.

De hecho, según recoge el diario El Comercio, no hay cifra exacta y las dosis podrían ser el doble, hasta llegar a 200 vacunas. Esto ha causado bastante malestar en los propios sanitarios que trabajan allí.

El cálculo era el siguiente. Estaban citadas 4.200 personas para recibir su dosis de Pfizer, unas 2.100 por la mañana y otras 2.100 por la tarde. Como por la mañana todo transcurrió con normalidad, “a media tarde, para acelerar el proceso y ganar tiempo, los coordinadores ordenaron ir 'montando' vacunas a partir de los viales”, cuentan fuentes próximas al dispositivo al medio asturiano.

La explicación institucional del error

De esas 4.200 personas que se preveía que acudirían, alrededor de un centenar no acudieron finalmente al Palacio de Deportes a ponerse la vacuna, de manera que las ya preparadas creyendo que iban a ser utilizadas con total seguridad tuvieron que ser tiradas a la basura.

“Es verdad que ha sido un error puntual y desde que comenzamos a vacunar no había pasado algo así, pero da rabia tirar tal cantidad de vacunas, sobre todo teniendo en cuenta que cuando nos fuimos, a las diez de la noche, todavía había una cola de gente esperando”, explican fuentes sanitarias a El Comercio, lamentando que se podrían haber aprovechado incluso para otras personas que no habían sido citadas y que estaban por allí por si conseguían una dosis.

“No se había dado antes”, les razona también la consejería. “Todos los del grupo que se vacunaba estaban citados y no hubo margen para llamar a nadie”, añaden, con una versión diferente sobre un posterior aprovechamiento de las dosis tras saber que no acudiría nadie más. A partir de ahora solo se prepararán las jeringuillas necesarias para cada momento concreto.

“Vino un chico de unos treinta y tantos años y enfermo de cáncer y que pidió que lo vacunáramos. Como no figuraba en el listado, le dijimos que no podía ser. Hubo quien propuso que se llamara a personas de actividades esenciales, pero no se permitió”, ha asegurado un sanitario a El Periódico.

Por qué hay que tirarlas

Por intentar ganar tiempo, los sanitarios prepararon las inyecciones con antelación. Sin embargo, una vez completado ese paso ya no hay marcha atrás. De cada vial de Pfizer se extraen más o menos seis o siete dosis, fruto de la mezcla entre la vacuna y un suero.

Una vez se preparan y se guardan en unas condiciones específicas de temperatura, su plazo de conservación hasta administrarlas es de un máximo de seis horas. A partir de ese momento ya no sirven y hay que tirarlas. Eso es lo que ha ocurrido en este caso, que no se podían reutilizar.