CORONAVIRUS

Sospechas de la fabricación de la vacuna de AstraZeneca como causa de los trombos

Los autores de la primera hipótesis sobre estos efectos adversos apuntan a algunas fases de la creación de las dosis como posible explicación.

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Aunque la EMA ya ha ofrecido su punto de vista sobre la vacuna de AstraZeneca, afirmando que los casos de trombosis relacionados con la misma son escasos y que los beneficios superan a los riesgos, todavía se trata de averiguar qué ha podido pasar. Es cierto que la Unión Europea podría plantearse no renovar los contratos, y están bastante enfadados con los incumplimientos de las entregas, pero aún no se renuncia a encontrar el origen de todo.

Los primeros en publicar una hipótesis sólida sobre el origen de los trombos tras la vacunación con AstraZeneca fueron unos hematólogos alemanes, que ahora han decidido ampliar su investigación y sospechan del proceso de fabricación de la vacuna.

Estos creen que existen ciertas fases del proceso que podrían estar relacionadas con los cuadros clínicos. Se trata de una prepublicación de revisión por pares que ha compartido Andreas Greinacher, investigador de la Universidad de Greifswald (Alemania), y que aporta más datos sobre el posible origen de los casos poco frecuentes de trombosis.

Los motivos para desconfiar de la fabricación

"No toda la historia está contada, hacerlo llevará años, pero los aspectos clave están ahora claros", aseguró este martes Greinacher en una reunión telemática. Uno de esos aspectos, según los investigadores, sería que hay algo en la vacuna que interactúa con una proteína de las plaquetas llamada factor plaquetario 4 (PF4), provocando una reacción autoinmune.

En concreto, apuntan a células de adenovirus y humanas liberadas en el proceso de fabricación. Antes de acabar en la jeringuilla, los adenovirus suelen multiplicarse, de manera que afirman que el suero de la vacuna contiene proteínas no virales que se originan durante la fabricación.

Además, también averiguaron que uno de los componentes de la vacuna, el EDTA (ácido etilendiaminotetraacético), presente en cantidades "relativamente altas", provocaba fugas capilares en ratones, lo cual explicaría que una inyección intramuscular provocara una respuesta inmunitaria general con formación de anticuerpos.

“Encontramos en todos los individuos afectados anticuerpos contra las proteínas presentes en la vacuna que, cuando entran en el sistema vascular, forman complejos inmunitarios que provocan inflamación”, aseguró Greinacher, lo cual hace que se activen las plaquetas y se inicie la reacción autoinmune. “Nos centramos en entender qué componentes de la vacuna pueden ser responsables para prevenirlo en el futuro e informar de aproximaciones terapéuticas y recomendaciones”, añadió.

¿Sucede con otras vacunas? ¿Quiénes son factor de riesgo?

La investigación mantiene la duda sobre si otras vacunas basadas en adenovirus también se verán afectadas y qué personas pueden ser más susceptibles a tener este efecto secundario. Aunque el estudio de Greinacher fue realizado con muestras de pacientes que recibieron la vacuna de AstraZeneca, se cree que lo sucedido podría ocurrir también en otras vacunas.

“Otros investigadores han encontrado que las proteínas de los adenovirus se unen a las plaquetas y al PF4, pero los adenovirus de las vacunas son diferentes entre sí y no estoy seguro de que lo que hemos encontrado sea generalizable a otros”, señalaba Greinacher. Por ejemplo, basándose en el papel de la EDTA, esto no es utilizado por Janssen.

Por otro lado, con respecto a quiénes pueden verse más afectados, se considera que las mujeres jóvenes no tienen más probabilidad que otros pacientes. Si ha habido una mayoría en Alemania es porque son sanitarios en un alto porcentaje. Por tanto, prácticamente se descarta que ser mujer y joven sea factor de riesgo.