Suecia, uno de los países que ha tomado medidas más 'excéntricas' a lo largo de la pandemia, vive un momento difícil. "La situación es grave, el contagio es muy alto. Quiero reiterar que es necesario un esfuerzo real", dijo en una rueda de prensa el primer ministro sueco, Stefan Löfven, que instó a ayuntamientos y regiones a mantener cerrada la actividad no esencial hasta el 18 de abril.

Debido a la mala evolución epidemiológica, el Ejecutivo decidió prolongar hasta el 3 de mayo las restricciones vigentes en la hostelería y los comercios. Así, los bares y restaurantes deberán cerrar a las 20:30 horas y establecimientos como tiendas, gimnasios o centros comerciales tendrán limitaciones de espacio y número de clientes.

Casi 700 casos de incidencia acumulada

Se trata de una decisión esperada, puesto que la Agencia de Salud Pública (FHOM) del país adelantó que recomendaría a las autoridades no relajar las restricciones. Otras medidas, como la de limitar a ocho el número de personas en reuniones, seguirán vigentes.

Cuando la pandemia comenzó a hacerse notar en Suecia, llamó mucho la atención su estrategia, marcada por una línea relajada basada en muchas recomendaciones. Actualmente, la nación registra 804.886 positivos y 13.465 muertes. Respecto a la incidencia acumulada, ésta se sitúa casi en 700 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días.

Por otra parte, la tasa de mortalidad sueca está en 131,8 decesos por 100.000 habitantes. Se trata de una muestra de su erróneo plan, puesto que es tres veces superior a la de países de su entorno como Dinamarca, Noruega o Finlandia. Aunque mejora los datos de territorios más golpeados por la pandemia como Italia, Reino Unido, España, Bélgica o Francia.

La vacunación

Para reducir este impacto, es fundamental la campaña de vacunación, aunque el ritmo sigue siendo bajo como en la mayoría de países europeos: el 13,7% de sus habitantes han recibido al menos una dosis y el 5,9% han completado la pauta.