CORONAVIRUS

Uno de los científicos españoles más prestigiosos señala el problema de las mascarillas FFP2

El experto analiza en un hilo de Twitter los fallos más comunes al ponerse las FFP2 que hace que pierdan toda su eficacia.

Uno de los científicos españoles más prestigiosos señala el problema de las mascarillas FFP2
ANDREAS GEBERT REUTERS

Pese a ser conocidas desde el inicio de la pandemia el pasado mes de marzo, las mascarillas FFP2 han cobrado una importancia vital desde la pasada semana. Siendo las más eficaces del mercado y ante la situación tan elevada de casos de coronavirus, algunos países, como Austria, las han impuesto su uso como obligatorio en lugares como, por ejemplo, el transporte público. Con su decisión, muchos países ya piensan en poder seguir sus pasos.

De hecho, en España algunos ya están poniendo la opción sobre la mesa. El más reciente ha sido el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo, quien ha llegado a planteárselo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un encuentro la pasada semana. Sin embargo, Fernando Simón ya adelantó que no ha habido conversaciones sobre esta decisión que, para ser efectiva, debería asegurar un uso y una colocación correcta de las mascarillas para ser efectiva.

Así lo ha indicado también uno de los más prestigiosos investigadores españoles de la actualidad. Se trata de un profesor de la universidad de Colorado (Estados Unidos) y experto mundial en la transmisión por aerosoles, José Luis Jiménez. Este científico dejó en su perfil de Twitter un extenso hilo en el que insiste que, de haber huecos entre la mascarilla y la cara, es fácil que el aire entre hasta tener contacto y, por tanto, crece la probabilidad de un nuevo contagio.

Y es que el experto habla de que “un hueco del 2% del área de la mascarilla” es suficiente como para dejar pasar el 50% del aire sin filtrar!!”. Pero no solo lo achaca a las mascarillas FFP2, si no que el español habla de “un problema muy gordo para el uso de las mascarillas para la población en general”. “Por huecos que nos parecen pequeños pasa la mitad de aire sin filtrar”, alerta. Y, con el aire, las probabilidades de un contagio, tal y como muestra con un vídeo en su perfil de la red social.

La importancia de un buen ajuste en la mascarilla

Jiménez advierte que, pese a buscar el mejor ajuste posible, “es difícil de conseguir” en las N95, sobre todo en la zona de la nariz. “Hay que trabajar bastante y ajustarse el hierro de la nariz muy bien para que selle de verdad”, comenta en su hilo de Twitter, donde también recuerda un estudio que se produjo en Singapur en el que se reveló que tan solo el 13% de las personas portaban las mascarillas N95 -muy parecidas a las FFP2- bien puestas, incluso después de recibir ayuda para colocárselas correctamente. Por ello, no cree que su uso obligatorio cambie enormemente el panorama que vivimos con la tercera ola.

“Por esa razón, dudo cuando hay gente que propone N95 / FFP2 para todos. Si se llevan mal, por su forma, pueden crear mas huecos que las de tela buenas, y al final funcionar peor. Hacen falta campañas intensivas de educación sobre ajuste, incluido en centros de trabajo etc”, indica a través de las redes sociales y lamenta “un problema de diseño” en las mascarillas FFP2 pese a que el material escogido para su fabricación sea correcto dado su alta filtración. “Mejora importante: mascarillas ‘elastoméricas’, que usan material N95 para el filtro, y silicona para ajustar mejor”, señala.

Las mascarillas del futuro

En su advertencia sobre que las mascarillas actuales se quedan como “reliquias del pasado”, José Luis Jiménez, recomiendo a los gobiernos la fabricación de mascarillas a gran escala, con la intención de repartirlas de manera gratuita entre la población.

“Distribuir mascarillas de buena calidad a la población, y educar sobre su uso y ajuste seria muy eficaz para reducir los contagios. Y tendría un coste mucho más bajo que los confinamientos, gastos de sanidad, cierre de bares y restaurantes, daño general a la economía etc”, explica, añadiendo en su hilo un ejemplar de mascarillas ‘futuristas’ que incluso él mismo ya utiliza.