CORONAVIRUS

El presidente de Turkmenistán propone el regaliz como remedio contra el coronavirus

El presidente de Turkmenistán sugiere la utilización del regaliz para impedir el contagio por coronavirus, aunque no proporciona evidencias científicas.

El presidente de Turkmenistán propone el regaliz como remedio contra el coronavirus
IGOR SASIN AFP

El presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, ha sugerido que la utilización del regaliz podría ser útil para impedir los contagios por coronavirus, aunque no ha indicado ninguna evidencia científica que sostenga sus declaraciones.

“Científicos de todo el mundo se encuentran buscando remedios contra el coronavirus, y uno de ellos podría ser la raíz del regaliz”, ha declarado Berdymukhamedov en una reunión con otros miembros del Gobierno. “Incluso una baja concentración de un extracto acuoso de regaliz es capaz de hacer frente a la enfermedad”, ha añadido.

La Academia Nacional de Ciencias del país tiene como encargo realizar estudios sobre la hipotética relación entre el virus y una planta “ampliamente” cultivada en la antigua república soviética.

Uso de plantas para combatir la pandemia

La propuesta del regaliz como remedio contra el coronavirus no es la única efectuada por Berdymukhamedov. Desde el mes de marzo, los ciudadanos turcomanos fumigan los espacios públicos y privados con alharma, una planta típica de la zona a la que se le atribuyen efectos medicinales en la salud humana.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se desplazó al país y advirtió sobre las medidas que se estaban llevando a cabo. En ese sentido, la OMS recomendó que se siguiesen las actuaciones de protección personal que se estaban realizando en otros países del globo: distanciamiento social, uso de mascarilla y lavado de manos.

Situación en Turkmenistán

Turkmenistán no ha notificado ningún contagio ni fallecimiento por el SARS-CoV-2. Ni siquiera cuando el embajador del Reino Unido en Asjabad, la capital, comunicó su contagio reconocieron la presencia del virus en el interior de sus fronteras.

El uso de mascarillas no es obligatorio y los comercios y restaurantes llevan cerrados desde el verano. De hecho, cuando comenzó la pandemia, el Gobierno de Turkmenistán, uno de los países más dictatoriales del mundo, enunció una serie de medidas que prohibían a sus ciudadanos hacer referencia la enfermedad o utilizar mascarilla bajo pena de cárcel.