Investigadores de todo el mundo preveían que el coronavirus no se había marchado, y que una segunda ola llegaría, pero lo que no se supo es que, quizás, volvería tan rápido. Apenas entrados en el mes de agosto, en España las cifras de contagio diarias vuelven a contarse por centenares, y hasta miles.

Ahora es momento de tomar nuevas medidas para tratar de evitar un mayor número de contagios, y a falta de poco menos de un mes para el mes de septiembre y la 'supuesta' vuelta al colegio, los padres se cuestionan si de verdad abrirán las escuelas en la situación actual.

Josep Bargalló, consejero de Educación en Cataluña aseguraba que el curso académico dará comienzo en septiembre con "absoluta seguridad" pese a que se están viendo cifras de transmisión comunitaria que se asemejan a las de marzo, aunque con un escenario distinto, pues ahora se conoce al virus y se sabe cómo se contagia y qué se puede hacer para evitar el contagio.

Sin embargo, la duda permanece en dos puntos, uno es el por qué deben volver los menores a escuelas e institutos, y el segundo es si deben hacerlo y cómo garantizar la seguridad de todos.

¿Los niños son transmisores del coronavirus?

Con la vuelta a las aulas, es vital conocer si los niños pueden transmitir el virus o no. Juanjo García, jefe de pediatría del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, afirma que: "Se contagian de COVID-19 en porcentajes similares a los adultos", aunque la mayoría de ellos pasan la enfermedad de forma leve o asintomática, y únicamente un 2% desarrolla la enfermedad gravemente.

Sin embargo, un estudio realizado en Corea del Sur con una muestra de 65.000 personas, y que fue publicado en Emerging Infectious Diseases, señalaba que los niños menores de 10 años tenían una probabilidad de transmisión un 50% menor que la de un adulto.

Quique Bassat, pediatra del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona e investigador Icrea en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) señalaba que: “Saber si son o no transmisores y en qué grado nos permitirá evaluar el riesgo que supone para ellos y los profesores abrir aulas. Por el momento, los datos preliminares indican que son peores transmisores, pero hace falta comprobarlo”. Su jefe, Juanjo García, revelaba que el hospital ha realizado un seguimiento a 1.700 niños de entre 3 y 15 años con el fin de averiguar "cómo debe ser la vuelta al coegio" de cara a septiembre.

Precedentes distintos según el país

Los expertos apuntan a que habrá transmisión del virus y que este entrará en las escuelas e institutos, por lo que hay que estar preparados para incluir medidas en los planes de apertura para el momento en que llegue las infecciones. Países como Alemania, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Bélgica, Taiwán o Singapur, han conseguido reabrir las clases con éxito. Sin embargo, China, Israel o Corea del Sur, se vieron obligadas a cerrar porque no fueron capaces de controlar el virus.

Enric Álvarez, investigador del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), daba su opinión acerca de la reapertura de los colegios: "Ahora mismo, en Lleida la situación es como en marzo o peor. Barcelona está llegando, como Zaragoza y Navarra. Habrá que ver qué pasa, si logramos que baje, porque si el 15 de septiembre estamos aún en zona roja, no es recomendable reabrir las escuelas”.

Clara Prats, otra investigadora del mimso grupo señala que una incidencia baja, que haya pocos casos y que se puedan vigilar, seguir y cortar las cadenas de contagio, son las claves para poder llevar a cabo las clases presenciales.

Además, si se llega a acudir a las aulas, será en los famosos grupos "burbuja". “Los grupos burbuja, si se hacen bien, permiten asumir ciertos riesgos, como reemplazar la distancia física y la mascarilla. Pero tiene que haber responsabilidad colectiva, no enviar al niño al cole con un ibuprofeno si tiene síntomas, como se ha visto en algún casal, porque eso puede desestabilizar la escuela”, señalaba Quique Bassat.

La ONU pide volver a las clases y la OMS cree que es "arriesgado"

Este debate sobre si abrir o no las escuelas de cara al próximo curso también ha tenido cabida en la ONU y en la OMS, quienes piensan de diferente forma.

El secretario general de la ONU, António Guterres, preocupado, ha señalado que: "Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas". Por ello, ha instado a que después de tener controlada la transmisión local de la COVID-19, reabran sus colegios.

A ello, añadía que esta pandemia ha provocado "la mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación. Vivimos un momento decisivo para los niños y los jóvenes de todo el mundo. Las decisiones que los gobiernos y los asociados tomen ahora tendrán un efecto duradero en cientos de millones de jóvenes, así como en las perspectivas de desarrollo de los países durante decenios".

Mientras, desde la OMS, el director de Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, ha señalado que la reapertura de los colegios "solo empeorará la situación", aconsejando que únicamente reabran en el caso de tener los niveles de contagio bajos y de tener preparadas medidas de reacción en el caso de que aparezcan casos positivos en las aulas. "Todos queremos que los niños vuelvan a clase. Es necesario que ellos y los profesores lo hagan en un marco seguro", concluía Ryan.