CORONAVIRUS

Nueva York desinfectará su metro con lámparas ultravioleta

Se utilizará un espectro específico de este tipo de radiación para que no afecte a seres humanos pero pueda destruir el ARN del coronavirus.

Metro Nueva York coronavirus 2020
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La luz ultravioleta será el arma empleada para desinfectar el metro y de Nueva York. La Autoridad de Transporte de la Gran Manzana ha autorizado el uso de lámparas que emiten este tipo de radiación en los vagones del suburbano, así como en los autobuses públicos.

¿Por qué luz ultravioleta? Porque, actuando de forma similar al cáncer, tiene la capacidad de destruir el ARN de los virus, inutilizándolos. De hecho ya se utiliza en la desinfección de material médico, por ejemplo. El problema es que tienen la misma capacidad destructiva sobre el ADN de las células humanas. La exposición a ella puede generar en las personas melanomas, daños en la retina...

Por eso las autoridades neoyorquinas han decidido emplear una parte específica del espectro ultravioleta llamado far-UVC, ubicado entre los 207 y los 222 nanometros. Expertos de la Universidad de Columbia que ya en 2018 proponían este método para la desinfección de lugares públicos lo explican así: "Hemos demostrado previamente que la luz UVC lejana (207–222 nm) inactiva de forma eficaz las bacterias sin dañar la piel de los mamíferos expuestos. Esto se debe a que, debido a su fuerte capacidad de absorción en materiales biológicos, la luz UVC lejana no puede penetrar ni siquiera las capas externas no vivas de la piel o el ojo humano. Las bacterias y los virus, en cambio, tienen una “piel” mucho más fina de menos de un micrómetro, por lo que la radiación UVC lejana puede penetrar en estos organismos y neutralizarlos".

Este grupo de científicos asesorará a Nueva York en el proceso, que comenzará este lunes 11. El proyecto suscita algunas dudas en cuanto a la efectividad de la radiación ultravioleta para matar las partículas del coronavirus que se encuentren suspendidas en el aire cuando algún usuario tosa. De su eficacia depende que se pueda recuperar cierta afluencia en un sistema de transporte que ha sido duramente castigado por el patógeno. Su utilización se ha reducido en un 90% y hasta ahora han muerto 80 de sus trabajadores a causa de la COVID-19.