CORONAVIRUS

¿Por qué Japón ha pasado de ser ejemplo en coronavirus a decretar el estado de alerta?

El país nipón era uno de los ejemplos de contención del coronavirus, pero han aumentado los contagios durante las últimas fechas y ha declarado el estado de alerta.

¿Por qué Japón ha pasado de ser ejemplo en coronavirus a decretar el estado de alerta?
KIMIMASA MAYAMA EFE

Shinzo Abe, primer ministro del país, ha confirmado que va a declarar el estado de alerta sanitaria en Japón. Y será la primera vez que suceda desde que se instaurara la Constitución en 1947, por lo que supone un hecho sin precedentes.

El país asiático ha reportado más de 2.000 casos durante los últimos diez días y ya suma 3.743 por coronavirus, teniendo el mayor foco de contagio en Tokio (1.034). El Gobierno de Abe ha tenido que reunir opiniones de expertos médicos y económicos que justifiquen su aplicación, además de contar con el apoyo de la oposición. La atención mediática puso sus ojos en Japón cuando puso en cuarentena, a mediados de febrero, un crucero de lujo en el que se detectaron 619 infectados por COVID-19.

La rápida expansión del virus desde China a Corea del Sur y Corea del Norte también inclinó el foco hacia los nipones, cuyo Gobierno siempre ha mantenido un perfil bajo. Abe no aplicó medidas duras y durante un tiempo, no superaron los 1.5000 contagiados ni traspasaron la cifra de 50 muertos y llegó a ser puesto como ejemplo de gestión eficaz por parte de varios grupos de científicos. Apenas dos tres después, el país se ve muy afectado por el coronavirus y obligado a decretar el estado de alerta. ¿Qué ha cambiado en ese tiempo?

De Japón como ejemplo de eficacia

Fue uno de los primeros países en confirmar contagios (el 17 de febrero contaba con 66) y todos los factores jugaban en su contra. Japón es el país con mayor porcentaje de población mayor de 65 años (28%) y tiene extendido un elevado nivel de consumo de tabaco en la ciudadanía. A todo ello hay que sumarle las grandes urbes en las que conviven la mayoría de la población. Sin embargo, el Gobierno decidió mantener un perfil bajo y poco contundente y no llegó a decretar cuarentena ni aislar a ninguna de sus regiones. Lo único por lo que se mencionaba a Japón era por los Juegos Olímpicos, que finalmente fueron aplazados al verano de 2021.

La única decisión drástica que se tomó fue cerrar los colegios y aconsejar a la población evitar las aglomeraciones. Kenji Shibuya, director del Instituto de Salud de la Población de la Universidad King’s College de Londres, dibujó varios de los motivos del éxito en la BBC: "Japón ha tenido mucho éxito en contener la propagación del coronavirus al enfocarse en grupos de personas que infectan a las otras personas. Se les ha aislado".

No obstante, el doctor en ningún momento quiso lanzar las campanas al vuelo: "No es una buena idea enviar una señal de que lo estamos haciendo bien, y reabrir las escuelas en todo el país o comenzar con los eventos. Ese es un mensaje equivocado. Necesitamos ser muy cuidadosos de lo contrario podríamos tener situaciones similares a las de Estados Unidos o países europeos".

Otro de los aspectos que intentaba explicar la fórmula del presunto éxito era la cultura de distanciamiento social que está muy extendido entre la población japonesa. Es muy habitual verles con mascarillas en las calles y evitando los abrazos. Dos hechos que, en un principio, podían frenar la transmisión de un virus altamente contagioso. Sin embargo, nada más lejos de la realidad...

A Japón en estado de alerta

Las infecciones han ido subiendo hasta llegar a las 3.743 personas contagiadas y 85 muertos. Y ayer, 5 de abril, se contabilizaron 143 nuevos infectados, el máximo en un solo día hasta la fecha. Algo inimaginable hace apenas unos días.

Uno de los hechos señalados por algunos expertos son la gran cantidad de fiestas primaverales que se celebraron el fin de semana del 22 de marzo. Grandes multitudes se congregaron para celebrar la floración de los cerezos. Yuriko Koike, gobernadora de Tokio, aseguró que suspender esa fiesta "sería como quitarle los abrazos a los italianos". Dos días después, Hiroshi Nishiura, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas en la Universidad de Hokkaido, fue claro: "Los ciudadanos no están enfrentando esta epidemia con una sensación de crisis y el impacto de sus acciones en el otro. Podría haber una explosión de casos como en Estados Unidos y Europa".

¿Por qué Japón ha pasado de ser ejemplo en coronavirus a decretar el estado de alerta?

Dicho y hecho. Quince días después de esas celebraciones y la continuación de congregaciones multitudinarias, el país se encuentra en estado de alerta. El propio Kenji Shibuya afirmó que "debería haber sido declarado antes de que llegara el mes de abril" y confirma la tendencia de los expertos. Hoy, lunes 6, los trenes seguían llenos en Tokio y las oficinas a pleno rendimiento. A todo ello hay que añadir que es un país con "poca preparación" para el teletrabajo.

El propio Shibuya fue claro en relación a la postura oficial de su país: "El gobierno convoca a los periodistas para reforzar el mensaje antivirus: que las personas deben evitar los espacios abarrotados y mal ventilados, pero luego violan todas esas condiciones".

La legislación japonesa no contempla medidas legales para imponer el cumplimiento de las instrucciones de las autoridades, al contrario que las sanciones o las detenciones aplicadas a los que se saltan el confinamiento en otros países, como España. Si alguna empresa o institución incumple las directrices, las autoridades podrían hacer públicos los nombres de sus responsables con el objetivo de forzarlos a obedecer. En en última instancia, se les enviaría una directiva firmada por el primer ministro.

Japón se enfrenta a uno de los mayores desafíos sanitarios de su historia tres meses después de su primer positivo por coronavirus. La situación más alarmante es en Tokio, ciudad en la que los casos están creciendo a un nivel muy alto e incluso corren peligro de saturar sus hospitales.