Los conocimientos sobre el coronavirus han ido aumentando en la comunidad científica y médica según ha ido evolucionando la pandemia en todo el mundo. En este sentido, el aumento de los casos de personas contagiadas con el paso de los meses ha ido revelando que los síntomas comunes que padecen la mayoría de los enfermos no son los únicos. La fiebre, la tos y la sensación de falta de aire que sienten las personas que se infectan puede venir acompañada de otras reacciones físicas.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha señalado al respecto que mareos, cefaleas, confusión, dolor muscular o sensación de debilidad son también síntomas de tipo neurológico, que pueden llegar a padecer el 36 % de las personas que contraen la COVID-19. Asimismo, los profesionales sanitarios han detectado casos de pacientes que han presentado síntomas cardiológicos en forma de fallos cardiacos o de daños miocárdicos agudos.

La piel y los ojos también lo sufren

El coronavirus también puede producir en ocasiones problemas en la piel, con la aparición de erupciones, urticarias, sabañones y granos, e incluso oftalmológicos. La Academia Americana de esta disciplina alertó de la aparición en ocasiones de conjuntivitis, dolencia que también recogió el Ministerio de Sanidad español en un informe científico-técnico sobre la COVID-19.

Las autoridades sanitarias de nuestro país incluyeron además otros posibles síntomas que afectan a los ojos, como la sensación de cuerpo extraño y de tenerlos secos, así como la posibilidad de sufrir visión borrosa. Del mismo modo, se ha comprobado que el coronavirus tiene la capacidad de provocar habitualmente en los individuos infectados obstrucción nasal, dolor facial, disfunción olfatoria y del sentido del gusto.