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3 claves para llevar una dieta saludable y combatir el confinamiento

Estar recluidos en casa no significa que debamos renunciar a llevar una dieta equilibrada y saludable ya que existen muchas opciones para que nuestra alimentación no se resienta.

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Ya sea confinados o no, la dieta mediterranea debe ser la base fundamental de nuestra alimentación. Afrotunadamente el suministro de productos frescos y de temporada está asegurado y la mayoría de ingredientes son fáciles de adquirir en cuqluier supermercado o tienda especializada. Es básico no descuidar aquellos nutrientes que son necesario, especialmente en una situación como la actual.

La dieta mediterránea es variada, equilibrada y rica en frutas y verduras que pueden consumirse tanto crudas como cocinadas y combinadas con otros alimentos. Una de sus principales bazas es su elevado aporte de antioxidantes, indispensables para reforzar el sistema inmunitario, que es otra de las cuestiones que deben tenerse en cuenta en este momento, para prevenir contagios”, señala Anna Bach, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

3 claves fundamentales

Según Bach, lo mejor es planificar compras en las que se prioricen los alimentos frescos, locales y de temporada combinados con otros menos perecederos, y obviamente evitar alimentos más calóricos y los denominados ultraprocesados. Estos son algunos de los imprescindibles:

  • Fresas y naranjas (ambos, productos de temporada).
  • Verduras de hoja verde (ricas en ß-caroteno, un antioxidante fundamental para la inmunidad de la piel y las mucosas).
  • Tomates (ricos en licopeno, un potente antioxidante).
  • Legumbres (frescas o envasadas).
  • Cereales (preferiblemente integrales).
  • Pescados (grasos y azules).

Por otro lado, hay que prestar atención a una de las grandes ‘pérdidas’ que experimenta el organismo como resultado de la situación de confinamiento que no es otra que la privación de la exposición a la luz solar, lo que tiene como efecto colateral el aumento del riesgo de presentar un déficit de vitamina D. Para paliar en la medida de lo posible la ausencia de luz solar, la mejor opción es aumentar la ingesta de alimentosque la contengan:

  • Pescados azules (pueden ser en lata o en conserva) como las sardinillas, los boquerones, las anchoas, el atún.
  • Productos lácteos (algunos, además, vienen enriquecidos con vitamina D).
  • Huevos.

Otro de los aspectos que inciden en la dieta es el estado anímico. La preocupación, la incertidumbre y el estrés generado por la situación que estamos viviendo desencadenen de forma puntual o mantenida estados de ansiedad y tristeza, los cuales se asocian a la apetencia de alimentos que proporcionan una gratificación inmediata pero que suelen ser hipercalóricos, muy ricos en azúcares y escasamente nutritivos.

“Hay que intentar, en la medida de lo posible, no buscar en la comida la solución a un bajo estado anímico y controlar el hambre emocional, que lleva a comer de manera impulsiva y a escoger alimentos ready to eat, tipo snacks, chocolate, bollería, etc., que no son los más recomendables desde el punto de vista nutricional”, afirma Alicia Aguilar, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, que comparte algunas opciones.

  • Pescados grasos, ricos en ácidos grasos omega-3 (asociados a un menor riesgo de depresión).
  • Pescado azul y las semillas de lino, imprescindibles para el buen funcionamiento del sistema nervioso central.
  • chocolate negro, con compuestos que activan la química cerebral relacionada con el bienestar.
  • Alimentos fermentados (kéfir, yogur, kombucha, chucrut, kimchi…), pues son muy ricos en probióticos.
  • Plátano, una estupenda fuente de azúcar natural, vitamina B6 y fibra prebiótica.
  • Frutos rojos como las bayas o los arándanos (todos ellos ricos en antocianinas, antioxidantes que protegen el sistema nervioso).
  • Frutos secos (con moderación) son también buenas alternativas.