Pogacar pone a prueba sus límites en la Milán-San Remo
El esloveno aspira al tercer Monumento de su palmarés en Milán-San Remo, aunque el gran favorito es Van Aert. Van der Poel, inscrito de última hora.
"La Milán-San Remo es la carrera más difícil de ganar para mí". Son las palabras lanzadas esta semana por un lobo con piel de cordero, Tadej Pogacar, quien este sábado (Eurosport 2, 09:30h) aspira al tercer Monumento de su palmarés en la 113ª edición de La Classicissima. El esloveno es consciente de que será una ardua tarea, ya que el recorrido no es el ideal para sus características: 293 km prácticamente llanos y seis cortas subidas de muy poco desnivel. No obstante, en una prueba dominada históricamente por velocistas, Pogi tiene en quien fijarse, puesto que en los últimos años se invirtió la tendencia en favor de corredores completos. Los triunfos de Kwiatkowski (2017), Nibali (2018), Alaphilippe (2019) y Van Aert (2020) son el ejemplo.
Por tanto, la mejor baza de Pogacar, que fue 12º hace dos años en su única participación hasta la fecha, pasa por atacar en los últimos 30 km, donde muchas veces se ha decidido la carrera con el paso por Cipressa (5,6 km al 4,1%) y el Poggio (3,6 km al 3,8%). Atacar, atacará. Todos lo saben. La incógnita que queda por despejar es el lugar de la ofensiva, si bien es cierto que el Poggio, coronado a 6 km de meta, parece la opción más idónea.
Además de un estado de forma extraterrestre (7 victorias en 15 días de competición este año) y de un bloque potente a su alrededor (dispondrá de Covi, Formolo y Ulissi), a favor de Tadej también juegan las significativas ausencias de algunos de sus rivales más directos. Caleb Ewan (grandísimo favorito en caso de un esprint masivo) causó baja de última hora por una gastroenteritis, mientras que Alaphilippe y Colbrelli están con bronquitis tras Tirreno y París-Niza. Por si fuera poco, Mathieu van der Poel, inscrito a última hora por sorpresa, sólo hará rodaje en su primer día de competición del año. "Participará sin expectativas. Se decidió que afrontara los 293 kilómetros del recorrido a realizar una sesión de entrenamiento el sábado", explicó en un comunicado el Alpecin, equipo del neerlandés.
Dadas las circunstancias, la terna de máximos favoritos la completan Van Aert y Fabio Jakobsen. El belga ya sabe lo que es ganar La Classicissima (mano a mano con Alaphilippe) y luce una grandísima forma como demostró en París-Niza, siendo el ángel de la guarda de un Primoz Roglic (también puede jugar sus cartas en el Poggio) que sin su ayuda, probablemente, no habría conquistado la ronda francesa. Por su parte, el velocista neerlandés sería el pichichi del año (acumula 6 triunfos) de no ser por el propio Pogacar, por lo que en caso de que el desenlace se resolviera al esprint tendría un puntito más que los demás. Entre la amplísima lista de esprinters (Pedersen, Philipsen, Démare, Viviani, Kristoff, Nizzolo, Coquard, Bouhanni, Sagan...) se cuela Alex Aranburu como mejor baza española, después de sumar dos séptimos puestos consecutivos (2020 y 2021) que le otorgan licencia para soñar. Siete horas después de la primera pedalada tendremos respuestas...