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LA RUTA DEL TOUR

El imitador Riccardo Magrini revivió como Blancanieves

En sus tiempos de corredor logró dos grandes éxitos, ambos en 1983: una etapa en el Giro, en Montefiascone, y otra en el Tour, en la Île d'Oléron.

El imitador Riccardo Magrini
revivió como Blancanieves

"Me dio un beso y me desperté como Blancanieves, solo que él no era el príncipe azul, sino algo más…". Sin perder el sentido del humor que ha sido su sello durante sus 65 años de existencia, Riccardo Magrini (Montecatini Terme, 26-12-1954) describe así la intervención del periodista Lucio Rizzica que le salvó la vida el 28 de agosto de 2017. Ambos estaban en los estudios de Sky Sport 24 cuando Magrini sufrió un ataque al corazón, que Rizzica pudo mitigar con un masaje cardiaco y el boca a boca. Luego fue trasladado al Hospital de San Raffaele, de Milán, donde se le indujo el coma farmacológico. Al día siguiente despertó del estado comatoso, en presencia de familiares y amigos, y una semana después se le aplicó un desfibrilador.

Magrini ha sido ciclista profesional, entre 1977 y 1986; director deportivo de estrellas como Marco Pantani y Mario Cipollini, entre otros; y actual comentarista en Eurosport, donde ha creado incluso un diccionario propio de palabras. En sus tiempos de corredor logró dos grandes éxitos, ambos en 1983: una etapa en el Giro de Italia, en Montefiascone, y otra en el Tour de Francia, en la Île d'Oléron, de donde hoy saldrá el pelotón camino de la Île de Ré. Tras su triunfo en la ronda rosa, por delante de Marino Lejarreta y Moreno Argentin, el presentador de la RAI, Adriano de Zan, le hizo imitar a Jerry Lewis, a sí mismo, y cantar canciones de Adriano Celentano. Un show. De Zan, como el resto de la caravana ciclista, conocía perfectamente las dotes cómicas de un corredor al que le gustaba viajar con una guitarra.

Su victoria en el Tour llegó el 8 de julio de 1983, en la séptima etapa, disputada entre Nantes y Oléron, sobre 216 kilómetros. Magrini, tras varios intentos, arrancó del pelotón a un kilómetro de la meta y se adelantó a los esprinters, encabezados aquel día por Eric Vanderaerden. Su éxito tuvo una enorme relevancia en su país, porque el ciclismo italiano llevaba desde 1979 sin ganar una etapa en la Grande Boucle. Como de costumbre, Il Magro acompañó el triunfo de un humor desbordante: "Un triunfo en Francia vale como cinco en Italia. Ahora mismo soy el campeón del Mundo".