Alaphilippe se exhibe: etapa, líder y lágrimas por su padre
El francés de Deceuninck atacó en la última cota de Cuatro Caminos y se marchó con Hirschi y Adam Yates, a los que batió en la meta de Niza para enfundarse el maillot amarillo.
Anthony Pérez y Luis Ángel Maté, compañeros en la plantilla del Cofidis, se llaman el uno al otro “el andaluz”, aunque ninguno de los dos lo es por los cuatro costados. A Maté le delata su acento forjado en Marbella, aunque nació en Madrid. Y a Pérez le descubre su apellido, aunque es natural de Toulouse. El francés pasaba los veranos en Arjona, un pueblo de Jaén, con sus abuelos Juan Pedro y Petra. Y en sus cuestas, sobre una bicicleta, soñaba con correr la Vuelta. Y también el Tour, claro. El primer sueño lo cumplió en 2017, en aquella edición que salió precisamente de Francia, en Nîmes. Y el segundo lo encadena desde 2018. Siempre guerrillero. Este domingo fue uno de los protagonistas de la jornada, dentro de la escapada. Y cruzó primero el Turini, prestigioso puerto del Rally de Montecarlo.
El Turini era la segunda ascensión del día, después de La Colmiane, donde Pérez pasó segundo, por detrás de Benoît Cosnefroy. El Tour 2020 ya ha metido montaña en la segunda jornada. Por allí pasó el pelotón a dos minutos, encabezado por el Jumbo-Visma, que ha asumido el papel de patrón de la carrera. El Ineos de Egal Bernal no parece tener inconveniente en ceder eventualmente esas funciones. El equipo de Roglic no tenía prisa por cazar. Y dejaba hacer a los fugados. De momento...
El cielo soleado había sustituido a la lluvia del día anterior, que es lo que se espera cuando alguien visita la Costa Azul, pero las consecuencias de la resbaladiza etapa inaugural no habían desaparecido. Rafael Valls y Philippe Gilbert, con un fémur y una rótula fracturados, no pudieron tomar la salida. Sí lo hizo De la Cruz, con una dolorosa fisura de sacro, que penó durante la etapa, como tantos otros integrantes de la enfermería. Las heridas sanan malamente en un Tour. El debate también continuaba: ¿Hizo bien el pelotón en ralentizar el ritmo en el estreno de la carrera? No hay quorum.
Con consenso o sin él, el sol y el recorrido dominicales no dejaban lugar para más excusas. El Education First pidió paso al Jumbo, el ritmo se calentó, y los sueños aventureros de Pérez y compañía fenecieron en las faldas del Col d’Èze, un clásico de la París-Niza. Apartad, que vienen los gallos. Neilson Powless atacó, sin éxito. Dani Martínez se cayó. Alejandro Valverde sufrió una avería. Y el Jumbo volvió a bloquear la carrera, camino de la última cota del día, Cuatro Caminos, que escondía una bonificación extra.
Julian Alaphilippe llevaba por la mañana un cartel en la espalda que decía: “Hoy ataco en la última subida”. Y lo cumplió. Lo que no habría imaginado es que a su rueda saltaría Marc Hirschi, un suizo de 22 años, campeón mundial Sub-23 en 2018. Ni que luego se le uniría Adam Yates, cuarto en el Tour 2016. Mikel Landa y Marc Soler también lo intentaron. Una caída tonta de Tom Dumoulin en el grupo perseguidor trastocó los planes del Jumbo y destapó las debilidades del monstruo neerlandés. No es tan fiero. Ineos, Movistar y Astana tuvieron que tomar el relevo ante el empuje del trío.
Con sangre fría y el pelotón en el cogote, Alaphillipe logró la victoria y se enfundó el maillot amarillo, con cuatro segundos sobre Yates. La misma prenda que vistió el año pasado durante 14 jornadas y que perdió a tres días de París. El francés se emocionó en la meta en recuerdo a su padre, fallecido hace dos meses. A él le dedicó el triunfo. Va por ti, pápa. El apellido Alaphilippe vuelve a brillar en el Tour.
El jiennense Pérez llegó a 17:45 minutos y empata a 18 puntos con Cosnefroy en la clasificación de la Montaña. También hay héroes silenciosos. Aceituneros altivos.