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TOUR DE FRANCIA | ETAPA 1

Roglic ejerce de patrón

Kristoff gana al esprint la etapa inaugural y se convierte en el primer maillot amarillo, pero el esloveno lideró el plante del pelotón para frenar las caídas.

Cycling - Tour de France - Stage 1 - Nice Moyen Pays to Nice - France - August 29, 2020. Team Jumbo-Visma rider Primoz Roglic of Slovenia, Deceuninck-Quick Step rider Julian Alaphilippe of France and Team Jumbo-Visma rider Wout Van Aert of Belgium in acti
REUTERS / STEPHANE MAHE

Alexander Kristoff, el viejo vikingo de 33 años, vencedor ya de etapas en 2014 y 2018, se impuso en Niza al esprint y se convirtió en el primer maillot amarillo de este atípico Tour, de una 107ª edición que tenía que haber comenzado hace dos meses, pero fue empujada por la pandemia a las puertas de septiembre. La UCI lideró una huida hacia delante, para ganar tiempo, con un nuevo calendario concentrado en tres meses. Paradójicamente, las viejas fechas hubieran sido más seguras que las nuevas. Quién lo hubiera pensado. En este 29 de agosto, Francia se encuentra en pleno rebrote, con los datos disparados, y los Alpes Marítimos, el departamento que acoge el Grand Depart, han sido declarados zona roja.

En la víspera no se hablaba de otra cosa. ¿Habrá positivos por coronavirus? ¿Cuántos equipos terminarán la carrera? ¿El Tour llegará a París? Pero una vez que arrancó la competición, se acabó el debate. Los riesgos inherentes del ciclismo sustituyeron al temor a la pandemia. Ya meditarán otra vez sobre ello en el hotel. La lluvia de verano, tremendamente resbaladiza en áreas vacacionales, creó numerosas situaciones de peligro. El más perjudicado fue Pavel Sivakov, el tercer hombre del Ineos. También su compañero Amador. Mal comienzo para la guardia de Bernal. Además de Porte, el candidato que siempre aparece en las apuestas y nunca en los podios. Y Pinot. Y Alaphilippe. Y Buchmann. Y López. Y Soler. Y Nairo. Y De la Cruz. Y Nieve. Y Rojas. Y Valls, que se rompió una clavícula… Una tormenta de caídas.

El miedo a perder la carrera  en los primeros lances hizo sonar la alerta entre los capos de la grande francesa, especialmente en el Jumbo-Visma, el equipo aspirante al trono del zarandeado Ineos. Tony Martin, curtido en mil batallas, se puso al frente del grupo, sacó los brazos alados como si fuera a echar a volar, y ralentizó el ritmo de la etapa. Todos de la manita. En el ciclismo hay una figura que se denomina ‘patrón’, que suele coincidir con el líder o con el máximo favorito. Aquí, teóricamente, el rol de patrón le corresponde al dorsal 1, Egan Bernal, el vigente campeón. Pero en la práctica, Primoz Roglic asumió esos galones para decir al resto de colegas cómo había que correr. Piano, piano.

Kristoff luce embozado en su mascarilla el primer maillot amarillo del Tour 2020.
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Kristoff luce embozado en su mascarilla el primer maillot amarillo del Tour 2020.STUART FRANKLINAFP

Sin la autoridad clara, el Astana se asomó a la cabeza para mostrar su desacuerdo. “No paramos”, comunicó Gorka Izagirre. Y Omar Fraile tensó el grupo en la bajada para romper la tregua. No duró mucho. El equipo kazajo estuvo a punto de eliminar a su propio jefe de filas, Superman López, que perdió el control y se tragó una señal. El karma, dirán algunos. Así que la rebelión se sofocó pronto. Roglic dedicó unas palabritas a Fraile, a modo de azotes. Y vuelta al paseíto. El pelotón decidió confinarse ante la amenaza. Una buena receta para evitar caídas. Y para perder aficionados. En pleno descenso al trote, el karma cambió de acera y golpeó al equipo Jumbo. George Bennett, otro tercer hombre, sufrió un accidente a una velocidad en la que parece imposible caerse, salvo que el firme estuviera efectivamente impracticable, o que el ritmo lento traicione a la concentración.

Cuando la suerte parecía echada, ya en las calles de Niza, el karma decidió continuar con sus travesuras y se cebó con medio pelotón bajo la pancarta de tres kilómetros, la zona técnica donde ya no se contabilizan los tiempos. Entre los damnificados estaba Thibaut Pinot, que se pilló un enfado tremendo, y Marc Soler, que repitió visita al asfalto. La montonera recordó que el ciclismo es un deporte de riesgo. Y que las caídas también se producen en seco. Y hasta en parado.