El último servicio de Nairo
El líder de la carrera anunció en la jornada de descanso que deja Movistar y se irá al Arkea. Pese a ello, apela al trabajo en equipo. "Hay que intentar que gane uno de los dos".
Que la Vuelta se celebre en pleno periodo de contrataciones en el pelotón ciclista provoca casos como el que ocurrió ayer en plena jornada de descanso en Pau. "Estoy muy agradecido al Movistar, pero este es un matrimonio que se va a romper", soltó Nairo Quintana, líder de la carrera y uno de los principales candidatos para la victoria final. Lo que el de Boyacá reveló no era ningún secreto, se marcha, y, de hecho, su nuevo destino, el Arkea Samsic francés donde correrá las próximas tres temporadas y al que llega junto a su hermano Dayer y Winner Anacona (también se anunció a Diego Rosa), tenía previsto anunciarlo y lo hizo oficial pocas horas después.
El Movistar, que ya arrancó la carrera con la extraña baja de Carapaz (anunciado ayer por el Ineos), vuelve a vivir en esta Vuelta una situación cuanto menos curiosa: intentar ganar una carrera con un ciclista que será rival en pocos meses.
Cuando se le preguntó a Nairo sobre estas ocho temporadas en la estructura navarra, el colombiano dejó caer que "hubo de todo". Reconoció haber vivido sus "mejores años", donde ganó un Giro (2014) y una Vuelta (2016), además de subir en tres ocasiones al podio de su vieja aspiración, el Tour (dos veces segundo y una tercero). Ese "sueño amarillo" que, ahora que un compatriota ya lo ha conseguido, intentará con los colores de otra formación. ¿Y qué pasa ahora con esta Vuelta? Pues el mejor escenario que se le puede presentar al equipo español es que Nairo se tome la carrera como una despedida a lo grande de una estructura en la que se convirtió en estrella. De momento, es uno de los cuatro candidatos más firmes a la general, aunque previsiblemente ceda hoy el rojo en la crono de Pau ante un Roglic que, según el propio corredor, es el favorito: "Lo he dicho desde antes de empezar, para mí es el mayor candidato".
Ante el esloveno, la única oportunidad estará en la montaña y, paradoja, en el trabajo de equipo que pueda realizar con Alejandro Valverde, con el que sí se está entendiendo en lo que se lleva de carrera. "Lo de quién es el líder no importa, lo que hay que intentar es que gane alguno de los dos y no va a haber luchas. Si vamos primero y segundo, no nos vamos a atacar. El ser dos debe ser una ventaja", confirma el murciano, que lleva desde el principio de la carrera intentando mostrar que se encuentra muy por encima del recurrente debate sobre quién es el jefe de filas de los telefónicos.
Tanto uno como otro saben que, a pesar de que las circunstancias no son las mejores, sí se encuentran ante una oportunidad inmejorable de poder sumar una grande a su palmarés. "La crono va a ser muy importante, pero luego quedará mucha Vuelta. Creo que la zona de Asturias va a ser realmente dura", apunta el colombiano, que desde ahora verá analizado con lupa su compromiso con un Movistar al que, por si fuera poco, ayer aún le coleaban los aspavientos del enfadado Marc Soler al ser parado por el equipo cuando iba en cabeza en la etapa andorrana. Un ciclista llamado a ser el futuro, sacrificado para trabajar por uno que está a pocas fechas de ser el pasado. El catalán, no obstante, rectificó: "Nunca me había visto en una situación así y pido perdón al equipo. No volverá a ocurrir".
Historias de un primer tramo de Vuelta entretenidísimo y que, objetivamente, tiene que ser para el Movistar de balance positivo. Con dos victorias, una para cada uno de sus líderes, y ambos metidos de lleno en la lucha por llegar de rojo a Madrid. Con Nairo habiendo expresado que trabajará para Valverde, pero metido en carrera porque, como afirmó ayer, se ve "con posibilidades de ganar esta Vuelta". Y es que "este ciclo ha terminado", asegura el de Boyacá, pero su actitud hasta ahora es la de prestar un último servicio.