Nairo Quintana ha vuelto
El colombiano sorprendió a sus cinco acompañantes, entre los que iba Roche (2º), el nuevo maillot rojo, y Roglic (3º), que recortó las pérdidas del día anterior.
Nairo Quintana ha vuelto, cuando menos se le esperaba. Nada hacía pensar que el colombiano llegara mal a la Vuelta, pero sí existía la creencia de que una vez resuelto su futuro lejos del Movistar, y después de su irregular actuación en el Tour, no se podían esperar grandes gestas de él. El runrún se equivocaba. A la primera ocasión, Nairo ha ganado una etapa con un astuto ataque en el llano y ha devuelto la ilusión al Movistar, tras el golpe moral que supuso la retirada de Richard Carapaz, antes de empezar.
El maillot rojo se quedó a dos segundos, en propiedad de Nicolas Roche, el hijo del campeonísimo Stephen Roche, que reeditó un liderato que ya había alcanzado en 2013, gracias a la bonificación de segundo clasificado. Roche adora España, habla castellano, y siempre llega a la Vuelta motivado y bien preparado. En la tercera posición entró Primoz Roglic, el gran favorito, que en una sola jornada ya ha neutralizado la desventaja que sufrió en la crono por equipos a causa de una inoportuna caída.
El pelotón llegó a su casa de invierno: Calpe, la localidad del mundo donde más equipos se concentran en la pretemporada ciclista, en diciembre y en enero. Los corredores conocen estas carreteras de memoria, sólo faltaba que alguien pintara una raya en la carretera, elevara un arco y cortara el tráfico para convertirla en la capital del ciclismo. La Vuelta, que continúa su periplo por tierras alicantinas, dibujó esa meta este domingo, como remate de un recorrido que brindó un gran espectáculo y destapó a los protagonistas que van a luchar por la general. También a los que no.
El punto caliente fue el alto de Puig Llorença, que muchos situaran mejor bajo el nombre de La Cumbre del Sol, esa subida de tres kilómetros, al 9,5% de pendiente media, que ha visto ganar a Tom Dumoulin (2015) y Chris Froome (2017). Dos campeones. El puerto se coronaba a 25 kilómetros, era ideal para mover el árbol, a ver cuánta fruta caía por su propio peso. Y cayó.
Valverde se erigió como uno de los más activos. También Latour. Muy atento estuvo Bennett, ese gregario de Roglic. Y el propio esloveno. Los gallos más gallos asomaron la cabeza: Nairo, Formolo, Chaves, Higuita, Urán, Kelderman, Roche, Pogacar, Majka… Una mezcla de veteranos altivos y jóvenes pujantes. Y otros que fueron gallos, pero aquí cantarán poco, se quedaron descolgados: Poels, Fulgsang, Kruijswijk… En las refriegas punteras no hubo noticias del Ineos, ese equipo con más de 40 millones de presupuesto. Un bluf.
Los ataques y contraataques formaron un interesante grupo delante, donde se colaron Roglic, Quintana, Urán, Aru, Nieve y Roche. Buenos gallos del corral. Una potente ración de kriptonita para Superman López, el líder depuesto, que tomó las riendas de la persecución con demasiado ímpetu y reventó a su compañero Ion Izagirre, el único que podía haberle echado una mano ante la comprometida situación.
El sexteto abrió hueco y se jugó el doble botín: la etapa, que se llevó Nairo con un avispado demarraje, y el maillot rojo, que se enfundó Roche, un líder seguramente provisional, que defenderá la prenda hasta donde pueda, antes de trasvasar los galones del Sunweb a Kelderman. La Vuelta se la jugarán otros. Y esa pelea tuvo un gran perdedor: López. Y dos grandes triunfadores: Roglic, que recupera el cartel de primer favorito, y Nairo, ese gallo que ha vuelto.