Merckx: "Valverde es el que más se asemeja a lo que fui"
Eddy Merckx (Meensel Kiezegem, Bélgica, 74 años) celebra este 2019 el 50 aniversario de su primer título en el Tour de Francia. Habló con AS.
Eddy Merckx (Meensel Kiezegem, Bélgica, 74 años) celebra este 2019 el 50 aniversario de su primer título en el Tour. La carrera parte este sábado desde Bruselas como tributo al Caníbal, el hombre que en su etapa como profesional logró 525 triunfos y casi todos los trofeos posibles.
El Tour de Francia le homenajea por el 50 aniversario del primero de sus cinco títulos con un Grand Départ desde Bruselas. ¿Honrado?
Por supuesto. Mi historia no se entiende sin el Tour, la ronda de tres semanas más importante y la que todo el mundo ansía ganar. Aunque en mi caso también vencí cinco veces en el Giro y en la Vuelta de 1973 completé la colección.
(Además de esas once grandes que enumera Eddy Merckx –Meensel Kiezegem, 74 años– sin darse mérito, conquistó los cinco monumentos y tres Mundiales… entre sus 525 triunfos de profesional, más que nadie en la historia).
Con cinco, ostenta el récord de Tours junto a Anquetil, Hinault e Indurain. Y con 34 victorias, el de etapas en solitario. ¿Se siente insuperable?
Tanto como eso, no, pero sí que dejé un buen número de plusmarcas fuera del Tour, como mis siete Milán-San Remo, las cinco Liejas o las diez clásicas de las Ardenas. Quizá Froome iguale el registro que compartimos de cinco maillots amarillos. Ojalá se recupere de su grave lesión y regrese a su nivel de siempre. Merece esa oportunidad. En cuanto a los triunfos parciales, me hace ilusión que ni siquiera los velocistas hayan sido capaces de batirme. Significa que en mi trayectoria fui regular, constante y no perdí el hambre. A pesar de que disputaba la general y no únicamente los esprints.
¿Cuál fue la clave de su éxito?
Mi padre trabajó mucho, era muy estricto. Debió sacar tres hijos adelante. La vida no fue fácil para nosotros. Nunca me consideré especial. Un médico, que salva vidas, tiene más mérito que un ciclista que compite en carreras. Simplemente me esforcé muchísimo para sacar el máximo provecho a mis cualidades. Siempre salí a ganar. Me gustaba y me gusta ganar en todo, incluso en los juegos de mesa. No obstante, me siento un tanto incómodo con la fama, los autógrafos, las fotos, entrevistas y esas cosas. No vivo del pasado, trato de apurar el presente y desarrollar mis proyectos, negocios y aficiones.
¿Su mayor rival?
Probablemente, Luis Ocaña. Fue un noble enemigo y un enorme corredor. Me enorgullece que se acuerden de mí en España a través de él y de nuestras batallas cuando me toca visitar el país. Aparte de disfrutar de un poco de jamón y de un buen vino, sin duda.
(Eddy Merckx encarga de tanto en tanto botellas de Marqués de Riscal a sus amigos).
¿Cómo recuerda el Tour de 1969?
Se convirtió en una revancha después de mi exclusión del Giro. Logré mi primer amarillo con más de 17 minutos de ventaja sobre el francés Roger Pingeon. Supuso un alivio, demostré que no necesitaba tomar nada para derrotar a mis adversarios.
Habla de su expulsión del Giro por su positivo con anfetaminas.
En un primer momento pensé en no subirme más a una bicicleta. Se me vino el mundo encima, pero luego vi la luz porque la Federación Internacional me permitió competir en el Tour si me sometía a controles. Acepté, claro, no tenía nada que ocultar, ese positivo fue un accidente. Estaba rabioso, loco por empezar y por probar que no me hacía falta doparme.
¿Qué le parece el ciclismo actual?
Nuestro deporte nunca gozó de mayor limpieza que ahora. Son muchas las medidas que se emplean para garantizar los resultados de las competiciones, desde los análisis antidopaje corrientes hasta el pasaporte biológico, al que considero una herramienta bastante útil. A corredores de la élite como Alberto Contador les sancionaron y a otros les investigaron y liberaron, como a Chris Froome. Si cumplen sus castigos o quedan exonerados, tampoco hay más que debatir.
¿Le gusta lo que sigue por televisión?
Sí, me encanta. Como apunté, no vivo del pasado. No añoro esos tiempos y cualquier ámbito de la sociedad debe exponerse a la mejora y la evolución. Sin embargo, sí que echo en falta ciclistas completos que aspiren a conquistar clásicas y grandes vueltas. Quizá en este sentido el que más se asemeja a mí sea Alejandro Valverde. Me alegró muchísimo que se llevara al fin el arcoíris en Innsbruck. Gente valiente como Peter Sagan y Froome, y en su día Contador, también merecen mi admiración. Me motiva el espectáculo y siempre procuré brindarlo cada vez que me colocaba un dorsal.