Igor Antón ante su retirada: "Siento vértigo y liberación"
Repasa una carrera en la que no ha sido un acaparador de victorias pero sí un superclase en cuanto a afecto por parte de la afición y sus compañeros. Corrió 14 temporadas y 21 grandes.
Hace una semana anunció su retirada. No se va un supercampeón, un ganador de grandes vueltas, pero sí uno de los ciclistas más sencillos y admirados por el pelotón. Aunque tampoco conviene despreciar su palmarés: cuatro etapas de la Vuelta y una del Giro, la célebre del Zoncolan, con Contador en su mejor expresión. Además, en 2010 una grave caída le obligó a dejar una Vuelta que acariciaba, en un momento de forma increíble; "nadie me quitó ese maillot de líder". Lo deja Igor Antón, un corredor que lo dio todo, que confiesa que podía haber seguido otro año, pero hay que saber decir basta. Sus piernas se llevan 11 Vueltas, ahí es nada. La estampa que nunca olvidará es el triunfo en la Gran Vía bilbaína en el regreso de la Vuelta a Euskadi 33 años después, en 2011. Y una más: “Cuando pasamos por el Oiz en esta última carrera y vi aquello me dije: ‘Me voy a quedar con esta sensación tan buena”. El gran colofón a 14 temporadas como profesional y 21 grandes.
Hubo una frase de Julián Gorospe cuando dio el salto al campo profesional, que le marcó: “Vas a poder hacer cosas en el ciclismo”. Ahora, tantos años más tarde, recoge todo el cariño sembrado. “En los últimos días he recibido un montón de llamadas y mensajes de amigos y de aficionados que me hacen recordar muchas cosas. Pero soy consciente de que todo esto va a pasar y rápido además. Creo que estoy preparado”, prosigue.
El Euskaltel ha sido el equipo de su vida. Y el ciclismo, un deporte que le ha permitido “cumplir un sueño”. “Ha merecido muchísimo la pena. Todos me dicen ahora que me merecía una Vuelta, pero no pudo ser. El ciclismo te da y te quita. En 2011, prepare la Vuelta al detalle, para pelear por ganarla. Sin embargo, después no alcancé mi forma física óptima hasta la mitad de la carrera. La etapa de Bilbao fue lo más impactante emocionalmente”. Esgrime que no cambiaría ese día por nada.
Da gusto escucharle hablar, pausado, con contenido, entregado y desnudando el alma. Reconoce que este episodio ha merecido la pena por “vivir mil aventuras buenísimas, como estar en la habitación con un eritreo como estos días, abrirte al mundo, las victorias no son lo más importante sino hacer un sueño; es la única manera de vida que conozco, pero lo veo como un privilegio, hay un porcentaje de gente muy bajo que puede vivirlo, te tiene que gustar mucho para aguantar pero merece la pena. Los peores momentos son cuando has perdido compañeros en la carretera”. Siempre quiso vivir una experiencia en el extranjero y se lo permitió el Dimension Data, “con una experiencia en África con los niños que te deja marcado”. Y prosigue el ya exciclista: “Puedes tener victorias y palmarés, pero hay algo más importante. En el momento de publicar que lo dejaba, la gente me respondió muy bien. Yo también he vivido el ciclismo desde la cuneta y lo voy a volver a hacer. Siempre he tenido en cuenta los gestos de los deportistas conmigo cuando yo era alguien anónimo y durante mi carrera traté de imitarles”. No ha decidido aún qué va a hacer, le gustaría seguir vinculado al ciclismo “pero no de director deportivo porque eso implica más de 200 días fuera de casa”. Comienza la nueva vida de Igor Antón. “Siento vértigo, eso por un lado, y por otro una liberación. Este es un deporte muy duro, no es 'voy allí y paso el día”. Bienvenido ciudadano Igor Antón.