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Steve Kerr era el indicado para que acabar con el conflicto de Estados Unidos y Corea del Norte

El entrenador de los Warriors, que en el pasado ganó títulos con los Bulls de Jordan, fue un nombre escogido para relajar las relaciones diplomáticas.

Todd KirklandAFP

Para cualquiera que haya seguido la actualidad del baloncesto relacionada con la política en los últimos años no debe ser una novedad que uno de los asuntos troncales por los que estos ámbitos han ido de la mano en alguna ocasión tenían que ver, si nos referimos al caudal que llega desde Estados Unidos, con las maltrechas relaciones bilaterales que el gigantes norteamericano mantiene con Corea del Norte. Tiene, concretamente, un protagonista principal: Dennis Rodman. Su amistad personal con Kim Jong-Un, el líder supremo de Corea del Norte, le llevó a ser portada por diversas iniciativas que tuvo en el país, aunque la que más cerca estuvo de coronarle como adalid de las relaciones internacionales fue la cumbre entre el mencionado y Donald Trump, de quien es un ferviente seguidor, cuando el millonario ejercía de presidente de su país. Quién diría que la persona que más cerca estaría de ser un verdadero instrumento para desbloquear la situación entre las dos naciones sería otro ex-jugador aunque con un pasado ligado al de ‘The Worm’.

Steve Kerr fue el nombre que salió a la palestra cuando Barack Obama quiso limar asperezas con Jong-Un, sucesor de Jong-Il, y pidió ayuda. Le preguntó a Marcus Noland, un economista considerado experto en asuntos sobre la República Democrática Popular de Corea del Norte, y éste pensó en Kerr. Las razones eran varias: además de estar implicado políticamente y ser un reconocido analista de televisión en aquel momento, nació en Líbano y conoce bien la política asiático por haber vivido en varios países debido al trabajo de su padre como profesor universitario y, por si fuera poco, era uno de los reclamos deportivos de un Kim Jong-Un que era un gran fan de la dinastía que los Bulls crearon en los años 90 de la mano de Phil Jackson o Michael Jordan.

Todo esto ha sido desvelado en una magnífica pieza de Alex Schiffer en The Athletic.

Steve Kerr no ha sabido hasta estos últimos meses nada sobre esta proposición. La idea de Noland se quedó en el cajón de Obama, otro aficionado declarado de los Bulls, que utilizó otros métodos. Kerr ganó con aquellos Bulls cuatro campeonatos, uno del primer triplete y los tres del segundo, además de sumar años después otro Anillo de la mano de los Bulls de su maestro de banquillo, Gregg Popovich. Precisamente a él, y con qué concordancia con esta historia, ha sustituido recientemente y con vistas al próximo Mundial y a los siguientes Juegos como seleccionador nacional de Estados Unidos. Menuda ironía del destino justo cuando se ha desvelado esta método para aplacar a Corea del Norte.

Al ahora entrenador de Golden State Warriors se lo contaron la noche en la que Stephen Curry batió el récord de triples de Ray Allen en el Madison Square Garden.

“No lo sabía, pero es graciosísimo. Si el presidente me lo hubiera pedido, lo hubiera hecho”, aseguró. “Ya no importa, da igual, pero la información que la prensa habría publicado allí versaría sobre la paliza que me habría dado”, añadió.

El reto no era otro que, evidentemente, jugar al baloncesto con el líder coreano. De nuevo el deporte como válvula de escape, aunque esta vez no se materializara.

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