NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

DENVER NUGGETS

El MVP Jokic sostiene a Denver: "Nos merecemos más respeto"

Los Nuggets van sextos del Oeste y luchan por evitar el play-in a pesar de no contar con Murray ni Porter. Malone pide más respeto y Jokic, omnipresente, aspira a repetir MVP.

Los Nuggets van sextos de la Conferencia Oeste y luchan por evitar el play-in a pesar de no contar con Murray ni Porter. Nikola Jokic, omnipresente, aspira a repetir MVP.
Bill StreicherUSA TODAY Sports

Si pasas todo el tiempo preocupándote por la falta de atención, entonces no estás haciendo mi trabajo. Pero si he salido a decir públicamente que no recibimos el respeto que merecemos. Estamos en el sexto puesto de la Conferencia Oeste sin dos jugadores clave. Dime qué otro equipo podría hacer eso”. Son palabras de Mike Malone, entrenador de los Nuggets, en unas declaraciones recogidas por AHN FIRE DIGITAL no hace mucho tiempo. Unas palabras que, claro, se refieren a la situación de su equipo, unos Nuggets que buscan una mayor reivindicación dentro de una NBA que no espera a nadie. Tampoco a ellos, que se han quedado sin algunos de sus mejores jugadores en las dos últimas temporada, un hándicap que les ha impedido luchar, a buen seguro, por un anillo que tuvieron relativamente cerca, en 2020: finales de Conferencia Oeste, recordemos, contra los Lakers. En la burbuja de Orlando.

El 4-1 que el equipo angelino infringió a los Nuggets no hizo saltar precisamente las alarmas en Colorado. Las conclusiones de la temporada fueron positivas, el equipo había remontado un 3-1 en las semifinales del Oeste a unos Clippers favoritos al título, y se había colado en las primeras finales de Conferencia desde 2009, con Carmelo Anthony, Chauncey Billups, George Karl en el banquillo y compañía. Sin embargo, y cuando el equipo llevaba un ascenso meritorio en una temporada rara, la 2020-21, marcada por el coronavirus, Jamal Murray se rompía, en la víspera de los playoffs, el ligamento cruzado anterior, la peor, junto al tendón de Aquiles, de todas las lesiones baloncestísticas. Y, justo cuando el equipo había fichado a Aaron Gordon, estaba inmerso en una gran racha de victorias y sensaciones y apuntaba, por qué no, a un anillo tradicionalmente esquivo, todo se iba al traste.

Los Nuggets cayeron en semifinales ante los Suns a pesar del tremendo esfuerzo de Nikola Jokic. Y las desgracias volvían esta temporada: Michael Porter Jr. firmaba el máximo (207 millones en cinco temporada, de lo cuáles 172 eran garantizados) semanas antes de volver a tener esos desgraciados problemas de espalda que le habían hecho perderse ya dos temporadas. Y en esa situación, realmente difícil, están los Nuggets: también sin Murray (todavía no se sabe si podrá volver a playoffs), otro contrato máximo (170 millones en cinco años), solo Jokic (que percibirá 31,5 millones este año y 33,6 el que viene) está tirando del carro. Algo que hace de forma magnífica para las bajas con las que cuenta el equipo: sexto de la Conferencia Oeste, luchando por evitar el play-in mientras los ascendentes Timberwolves aprietan (están a 1,5 partidos), con un récord de 41-28 y el pívot serbio opositando de forma legítima a un MVP que sería el segundo consecutivo. Es favorito a repetir, eso seguro.

Un proyecto que depende de Murray

La temporada de los Nuggets está siendo espectacular: son la sexta mejor defensa de la Conferencia Oeste, el quinto equipo que más asistencias reparte y son terceros en porcentaje de tiros de campo, liderando la Liga (junto a los Jazz) en porcentaje de tiros de dos. Y con un Jokic espectacular, enormérrimo, mágico: 26 puntos (segunda cifra más alta de su carrera), 13,8 rebotes (récord personal), 8,1 asistencias (segunda máxima) y grandes porcentajes de tiro, lanzando por encima del 57% en tiros de campo y rozando el 35% en triples. Sin embargo, su producción va acorde a su explotación; Jokic no juega una cantidad ingente de minutos (33 por noche) pero su desgaste va mucho más allá del tiempo que pasa en pista. Ya que cuando está, es omnímodo. Sube siempre el balón, atrape el rebote o saque su equipo de fondo, lo bota, juega mucho tiempo en la cabeza de la bombilla para repartir juego, lo ve absolutamente todo, defiende al pívot rival y protege la zona en defensa. Un desgaste objetivo que puede ejercer una estrella de 27 años recién cumplidos, pero que es insostenible para ganar un campeonato que nunca se gana solo.

Will Barton, Aaron Gordon, Monte Morris y Jeff Green también superan la decena de puntos por partido, pero dependen en demasía de que Jokic encuentre o produzca, con sus movimientos, buenos ángulos de tiro para ellos. La defensa es fiable, DeMarcus Cousins da un relevo de calidad a la estrella serbia y la rotación no es mala, saliendo y entrando de ella Facundo Campazzo y con Mike Malone sacando todo lo que tiene de lo poco que tiene. Pero todo depende, y eso es innegable, de un Jokic que llevará a los Nuggets hasta donde aguante su propio cuerpo. Una de sus últimas grandes actuaciones, recordemos, fue ante los Sixers de Joel Embiid, uno de sus máximos rivales para el MVP: Embiid se fue a 34+9+4. Jokic, a 22+13+8. Nah'Shon Hyland, un rookie prometedor que le ha comido la tostada a gente como, por ejemplo, Campazzo, se fue a 20 tantos. Pero esos jugadores, aunque tendrán sus momentos de consabido talento, no pueden ser la solución en playoffs.

Por lo tanto y salvo milagro, el proyecto se sostendrá y podrá mirar al futuro si Jamal Murray vuelve a buen nivel. Mike Malone ha mandado al base a la G-League para que se ruede, una práctica muy habitual en gente que necesita encontrar ritmo de competición y que este curso ya hemos visto en Serge Ibaka. Si Murray vuelve bien y Porter se recupera a corto plazo de sus problemas físicos (no se sabe nada de él y no se le espera esta temporada), los Nuggets podrán aspirar a algo que no sean las exhibiciones diarias de Jokic un día sí y otro también. En caso contrario, el serbio se quedará solo ante el peligro y la franquicia con dos contratos con los que se jugaron mucho y que serían, si esto ocurre, aparentemente inamovibles. Todo dependerá del físico, por lo tanto, de dos jugadores que apuntan manera y un base, Murray, que iba camino al estrellato cuando sufrió su amarga lesión y experimentó, para su desgracia, la otra cara de la NBA. De momento, claro, lo que hay que hacer dar crédito a estos Nuggets, tal y como ha dicho Mike Malone. Desde luego, se lo han ganado.