NBA | CAVALIERS 107- BLAZERS 104
Ricky no anota, pero los Cavs prolongan la agonía de Lillard
Buena defensa de Ricky, que aportó 7 asistencias en 31 minutos. Lillard no mejora en el tiro y los Blazers suman su tercera derrota consecutiva.
Unos tanto y otros tan poco. La lástima para los Blazers es que antes estaban en el lado de los que tenían mas. Y, sin tener mucho, lo que poseían era radicalmente superior a lo de una franquicia que ha dependido única y exclusivamente de una figura, la de LeBron James, para emerger de alguna manera en el siglo XXI. Los Cavaliers se colocan con un récord de 5-4, cuartos de la Conferencia Este y por delante, en un inicio en el que no hay que sacar demasiadas conclusiones (¿o sí?), de Hornets, Bucks, Hawks o, y esto es cada vez menos sorprendente, Celtics. En esas está el equipo de Ohio, magníficamente entrenado por J. B. Bickerstaff, un formador enormérrimo, y con una base sólida de jóvenes talentos que está apoyada y completada por algún que otro veterano venido a menos (Kevin Love) y las inmensas capacidades de un Ricky Rubio que, de titular o en el banquillo, siempre aporta.
Los Cavaliers son el sexto equipo más joven de la Liga (24,5 años de media) y el 27 si atendemos a la cantidad de gente que acude al estadio, ese Rocket Mortgage FieldHouse que explotó de ebullición en 2016, durante unas Finales históricas, pero se ha ido diluyendo paulatinamente con el paso de los años, y definitivamente tras la salida de LeBron. El 16 de junio de ese año, día el sexto partido de la serir ante los Warriors, se vendió por los medios locales y nacionales como el día más importante de la historia del deporte para Cleveland y uno de los más importantes de la historia de Cleveland, ya sea a nivel deportivo o no. Y no parece posible que vayamos a ver ningún tipo de ascenso similar a corto plazo, pero el equipo actual, precoz y con pocos aficionados en la grada, hace gala de un orgullo y un coraje envidiable. Y demuestran que hay luz al final del túnel. Por muy largo que parezca ser el túnel.
Ante los Blazers y en casa, los Cavs han hecho un poco de todo para ganar y han desarrollado al máximo esa virtud que cualquier equipo de su categoría tiene que tener: la de aprovechar los errores del rival. Y, en el caso de los Blazers, estos errores son muchos. Chauncey Billups, un legendario jugador que intenta encontrar su hueco en los banquillos, no da con la tecla con una plantilla talentosa que con Terry Stotts funcionada de una manera buena, pero sin alardes y un techo que fueron las finales de Conferencia de 2019 y las 54 victorias. Pero buena, al fin y al cabo: Lillard se convirtió en una estrella, McCollum en el complemento perfecto, Nurkic en un pívot temible... Ahora, todo eso brilla por su ausencia: 104 puntos en Ohio para un equipo que promedia 112 y que el año pasado hizo más de 116; y 13 de 37 en triples, una cifra que no es la peor de la temporada pero que denota un exceso de uso para una cantidad limitada de acierto.
Y todo en consonancia con su amado líder, Damian Lillard, que está teniendo un inicio de temporada para el olvido. Ante los Cavs, 26 y 8 asistencias... con 10 de 27 en tiros de campo y 3 de 12 en triples. El último de ellos fallado a la desesperada y para forzar la prórroga, con Jarret Allen encima y con un amago de remontada visitante en un último periodo en el que los de Billups se asemejaron incluso a un buen equipo de baloncesto. McCollum tampoco fue la solución (21 tantos), Normal Powell sigue siendo de lo poco salvable en este inicio (23, con 9 de 16 en tiros) y Anfernee Simons aportó 15 puntos desde el banquillo. Por el resto, nada de nada. Muy mal partido de Nurkic, para olvidar de Larry Nance Jr. (0 puntos y 5 rebotes en 21 minutos), un -17 de Cody Zeller en 13 minutos... En definitiva: un desastre. Y undécimos del Oeste (3-5), un lugar en el que lo que no se gana al principio, no se remonta. O no se suele remontar, vaya.
Y por los Cavs, que están casi enamorando, hubo de todo. Ricky no anotó en 31 minutos (primera vez en la temporada que le pasa), pero aportó 7 asistencias y disputó más de 10 minutos en el último cuarto, como está siendo habitual con un Bickerstaff que siempre cuenta con su presencia en los finales apretados. Además, 24 puntos, 17 rebotes y 4 asistencias del héroe, Jarret Allen, 21 de Collin Sexton, 19 (con 10 asistencias) de Darius Garland, 13 de Dylan Windler, 12 de Cedi Osman... Todos aportan en el organigrama de un gran entrenador, en sintonía con sus compañeros y con una conexión que parece más espiritual que deportiva, algo esencial para hacer avanzar proyectos y mantener la esperanza y el optimismo. Lo dicho: los Blazers están mal. Muy mal. Y los Cavaliers están bien. Muy bien. Y todo, claro, dentro de las posibilidades de cada uno: ni los de Oregón son los Pelicans, ni los de Akron los Warriors. Pero, pero, pero... En fin. Que así está el tema.