LeBron, 36 años y 9º en minutos: la lesión, su único freno
Hasta el partido de los Hawks, la estrella estaba entre los jugadores más usados de la NBA. “No creo en el descanso”, llegó a decir. Ahora, parada obligatoria.
Un reinado sin fin. Desde que LeBron James debutara en la NBA, muchos han sido los que han intentado arrebatarle la corona. Algunos con más éxito, otros con menos, pero todos ubicados en un lapso temporal concreto. Lejos de su eternidad. En su 18ª temporada en la mejor liga del mundo, El Rey promedia 34,5 minutos por partido. 1378 en el acumulado. Hasta su lesión en el partido del sábado, era el noveno jugador en tiempo sobre la pista y, por supuesto, el que cosechaba, y cosecha, más recorrido dentro de las franjas de edad más altas: entre los 66 baloncestistas de 31 años o más que hay en la liga, nadie le hace frente. Forma parte de un selecto grupo de cinco jugadores que se encuentran por encima de los 36 años, junto a Andre Iguodala, Carmelo Anthony, J.J. Redick y su compañero de equipo Marc Gasol. Carmelo, el que más se acerca a su uso, se queda a más de 300 minutos de distancia. Sempiterno.
Chis Paul, por edad (35), minutos disputados (1271) y peso en su equipo (Phoenix Suns) es el único que, tal vez, pueda acercarse a la hazaña lebroniana. Una que, a golpe de ausencias angelinas y prórrogas, ha alcanzado cotas inverosímiles: del 25 de enero al 10 de febrero, su promedio alcanzó los 39,2 minutos. Más que cualquier otro jugador de la competición. En la actualidad, James Harden lidera la estadística de uso con un tiempo de 38. Números que se escapan de toda lógica, que se resisten a las leyes de la biología. Como el propio LeBron, que, tras dicho periodo de minutadas supraterrenales, se negó a hablar de dosificación adaptada a su edad. "No creo en eso. Todos necesitamos más descanso, mierda. Este es un cambio rápido con respecto a la temporada pasada, y todos lo deseamos. Podría descansar más. Pero estoy aquí para trabajar, estoy aquí para estar disponible para mis compañeros", aseveró. Una cantinela que arrastraba desde el inicio de la temporada, cuando ya se planteó la cuestión. Por aquel entonces, y tras asegurar que sentía "un dolor infernal", tanto James como su entrenador, Frank Vogel, presentaron una opción conjunta: "Hemos tenido conversaciones, pero los dos tenemos intención de ver cómo evoluciona durante la temporada y de evaluar cada día y cada semana cómo se siente. No nos queremos ceñir a ningún plan preestablecido. Vamos a enfocarlo día a día". Un día a día sin freno. Hasta ahora.
El peso de Solomon Hill ha sido lo único que ha podido impedir a LeBron, a sus 36 años, terminar una temporada que, a dicha edad y con tales minutadas, estaba destinada a batir más de un récord. A 10:50 minutos de finalizar el segundo cuarto, el jugador de los Hawks cayó sobre su tobillo derecho. Tras haberse sometido a radiografía y resonancia, y según Adrian Wojnarowski (ESPN), de momento, el periodo de baja será indefinido ("varias semanas"). Problemas serios para unos Lakers que llevan 15 partidos sin poder contar con su otra estrella, Anthony Davis. De momento, también sin fecha de vuelta: será reevaluado a finales de semana y, a partir de ahí, se decidirá.
Una bestia que "vive con dolor"
En el All Star Game, del que nunca fue partidario, el jugador de los Lakers sólo disputó 13 minutos. La segunda mitad, de hecho, se la tomó como un aficionado más: de picoteo y gritando con los triples de Curry y Lillard. Le habían negado un descanso que necesitaba y en el que, recientemente, volvió a poner énfasis: "Quiero sentirme lo mejor que pueda, pero nunca volveré a estar bien físicamente. Mierda, no he estado sano desde mi primer año en la liga", confiesa en declaraciones recogidas por el periodista Harrison Faigen, del Lakers Screen and Roll. Una idea en la que, su compañero de equipo, Kyle Kuzma, mucho más joven (25), también incide: "No soy tan mayor, pero tras cuatro años en la liga me siento muy diferente. Despertar, tener partes del cuerpo rígidas, doloridas... todo ese tipo de pequeñas cosas. Estamos jugando 72 partidos este año, pero generalmente son 82. Entrenas todos los días y tu cuerpo no está destinado a hacer eso. Pero viene con el oficio y por eso nos pagan tanto dinero", reflexiona. En la NBA, la 'nueva normalidad' llegó con un calendario más corto de lo habitual, pero también con el periodo de descanso más breve entre temporadas. Sin ir más lejos, Kyle y LeBron volvieron a sudar de púrpura y oro 71 días después de vestirse el anillo. Un no parar.
Ley universal para El Rey. En toda su carrera, las lesiones (y con poco "éxito") han sido lo único que ha podido frenar a un jugador que, pese a su recorrido, sólo piensa en alargar su trayectoria. En declaraciones recientes para Leonardo Torres, de El Correo, insiste en la idea de jugar junto a su hijo, Broony James: "Esa es una de mis metas, pero es a largo plazo. Mi hijo está en el instituto, disfrutando la adolescencia. Sería muy bonito si pudiera compartir pista con él en la NBA en algún momento de mi carrera". Queda LeBron para rato, pero, para el futuro más inmediato, toca cambiar de planes. "En la primera parte de la temporada sólo quería poner a prueba mis piernas, encontrar mi ritmo y, ahora que lo tengo, sé que puedo dar un poco más. Así es como siempre lo he hecho en los últimos años de mi carrera, simplemente aumentando más y más marchas a medida que pasan los meses, a medida que se avanza hacia los playoffs", recoge el propio Faigen, en declaraciones de hace poco más de una semana. Pese a que no se conoce el alcance de la lesión, se estima que las ausencias, tanto del propio LeBron como de Davis, serán prolongadas y, por lo tanto, el camino hacia los mencionados payoffs también muy distinto. Tanto para los Lakers como para sus rivales, en una clasificación del Oeste que puede sufrir un auténtico terremoto.
En su primera temporada en Los Ángeles (2018-2019), la franquicia púrpura y dorada, aunque sin Anthony Davis, ya sufrió qué significa tener a LeBron alejado de las pistas. Debido a su ausencia, no pudieron alcanzar unos playoffs que se resistían desde la temporada 2012-13 y para los que había mucho más que ilusión. La lesión más dura, y prolongada, de su carrera: una tendinopatía de los aductores que sólo le permitió disputar 55 partidos. Aunque después recayó, el origen se situó en Navidad. Misma fecha y misma zona que volvió a generar algún que otro problema la temporada pasada; aunque quedó en susto. Más allá de la mencionada, las bajas de LeBron nunca han sido prolongadas, sólo se ha perdido más de diez partidos seguidos dos veces en toda su carrera. Cuando han existido, incluso, las ha afrontado jugando: como en 2010, cuando con el codo resentido disputó todos los partidos de playoffs con Cleveland, hasta caer contra Boston en semifinales. O en 2014, en las Finales contra los Spurs, cuando abandonó el partido tras arrastrar calambres durante minutos, otorgándole la ventaja en la serie (4-1 final) a los chicos de Popovich. Para la anécdota, el caso de la 2007-2008, cuando un esguince en el dedo índice de la mano izquierda le llevaría a perderse cinco partidos y empezar el siguiente desde el banquillo. El único de su carrera como reserva.