Gigantesco Tavares
El pívot anota 8 de sus 22 puntos en los últimos dos minutos y medio y lleva al Madrid a su primera victoria fuera de casa. Entre él y Campazzo, 41 tantos y 61 de valoración.
El Madrid ganó por fin fuera de casa, en Kaunas, en la pista del hasta ahora líder, y continúa con su remontada en la Euroliga, aún con balance negativo (3-4) pero más cerca de los puestos de playoff. Venía de caer abruptamente en Vitoria, Milán y Barcelona, y pescar en el Zalgirio Arenas ante 239 espectadores le supo a gloria. Venció como acostumbra, con vaivenes, algunos muy exagerados, y venció por la exhibición descomunal de Tavares con 8 puntos seguidos en los dos minutos y medio finales.
El de Cabo Verde acabó con 22 tantos (iguala su mejor marca desde que volviera a España) sin fallar un lanzamiento (9 de 9) y atrapó además 12 rebotes de altos vuelos para concluir con 34 de valoración. Y lo hizo tras cometer una temprana tercera falta con la que supo aguantar en cancha. Decisivo esta vez en ataque. Tanto como Campazzo en defensa en la segunda parte, con un giro de tuerca atrás que permitió a su equipo resistir (eso, y 10 asistencias, también 3 robos y 5 pérdidas). Entre ambos, 41 puntos y 61 de valoración. La primera victoria lejos del Palacio; ahora llueve menos.
Que el calendario esté tan cargado y las rotaciones suelan ser tan amplias potencia que veamos un equipo y al cuarto siguiente otro completamente diferente. Es lo que le pasó al Madrid en Kaunas, como le había sucedido en Bilbao y en tantas otras tardes-noches. Hubo un quinteto, el de salida, que tras sufrir algo con los espacios y el balón en las manos encontró el camino al aro. Estaban Campazzo y Carroll, 11 puntos cada uno en el primer cuarto, y andaba por ahí Tavares con dos mates en dos continuaciones, también Randolph y un Abalde que ayudaría luego a cerrar el partido.
El Facu embocaba tres triples y Carroll salía bien de los bloqueos indirectos y hacia daño con fintas y penetraciones, no con lanzamientos de tres. El Madrid volaba con 8 de 8 de dos en esos diez primeros minutos: 24-32. La diferencia tocó los 11 tantos (19-30) y a partir de ese momento el Zalgiris mantuvo la cadencia anotadora, incluso la elevó, mientras los blancos se frenaron. Se juntaron en escena Laprovittola, Taylor y Reyes, y añadan a un Thompkins desacertado. Cuando Llull puso con un triple fin a una sequía de seis minutos sin encestar en el segundo cuarto, el Real venía de encajar un parcial de ¡17-2!
El Zalgiris, 11 arriba
El estadounidense Thomas Walkup, un escolta todoterreno reconvertido en base, castigaba demasiado la pobre defensa exterior merengue, que no dio un paso al frente hasta el tercer cuarto, cuando la sima era de 11 tantos y se veía el abismo: 64-53. Ante los claros problemas ofensivos, había que tirar del freno de mano para detener al Zalgiris. Tavares cometía la tercera, inexistente, aunque Laso lo mantenía en pista. Confianza con respuesta positiva. Era el mejor en ataque y en el rebote ya entonces. A pesar de que las fuerzas se equilibraban (19-19 en el tercer periodo), el Zalgiris conservaba la renta: 73-67.
El empujón que devolvió al Madrid a la pomada lo dio Thompkins: dos triples y un tapón. Un cañonazo de Campazzo adelantaba al Real (77-79) y varias manos rápidas atrás le permitían recuperar balones y acelerar. Y frenar… y arrear otra vez. El base argentino se ponía con cuatro faltas a 2:52 tras recibir una técnica: 86-81. Contra las cuerdas, de las que le sacó un enorme Tavares con tres canastas (muy bien buscado y encontrado por Llull) y dos tiros libres. Ahí agarró la victoria. Hubo una pizca de suerte, queda claro, porque el Zalgiris marró un par de canastas que parecían hechas. Pero la sombra de Tavares es alargada, incluso el día que hace 34 de valoración (su récord en la Euroliga) sin colocar un solo tapón. Gigantesco.