La NBA no pasa tranquila ni unos pocos días. Después de aprobar el plan para la reanudación de la temporada 2019/20 después del parón por el coronavirus, a la amenaza todavía latente de algunos jugadores importantes de no acudir a la cita para no dejar de lado sus reivindicaciones sociales en las calles se une una nueva ola de contagios cerca del lugar en el que se prevé que se celebren los nuevos partidos.

El estado de Florida fue elegido para la novedosa cita que la NBA quería poner en marcha, entre otras muchas razones, por ser más laxa en cuanto a legislación sobre el coronavirus se refiere. En abril, cuando en Europa se alcanzaban los picos máximos de contagio y en Estados Unidos todavía se estaba extendiendo la pandemia, Florida fue uno de los estados del país americano que abrió sus puertas y permitió eventos que en otros lugares estaban totalmente prohibidos. Por esa vía se empezó a ver a Orlando, la única localización con equipo de NBA entre las candidatas de la Liga (Bahamas, Las Vegas, Hawái...) a albergar este acontecimiento, como un posible destino para la burbuja a crear. Y la cosa empeora en las zonas más pobladas de Florida y la NBA, consecuentemente, se ha echado a temblar. 

Se están llegando a nuevos picos en todo el estado. En los últimos días, 94.000 casos. Ayer, sábado, 4.049 nuevos, batiendo el récord del viernes, 3.822. Texas y Arizona son otros dos de los estados afectados por esta ola, pero para la NBA la preocupación se centra en la que va a ser su casa desde inicios de julio hasta ya avanzado octubre. 

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El ánimo en las oficinas centrales de la Liga está ahora "ensombrecido" por esta nueva revelación, según indican Baxter Holmes y Zach Lowe en ESPN. Se seguirá adelante, pero monitorizando otra vez la situación. Si bien la parte central de Florida, donde se sitúa el complejo de Disney en el que se ejecutará el plan, el coronavirus no ha repuntado, sí lo ha hecho en otras partes, sobre todo en el sur.

La Asociación de Jugadores programó una reunión con sus miembros y éstos cuestionaron una parte del plan de la burbuja que ya había sido criticada desde que se dio a conocer: que los trabajadores de la Walt Disney Company podrán entrar y salir del lugar y no se les realizarán pruebas periódicas más que las del control de la temperatura. Michele Roberts, la directora ejecutiva de la NBPA, ha declarado que "no se puede decir que esté sorprendida visto cómo ha tratado este estado su reapertura" y apunta que "si vemos necesario que se reduzca todavía más el número de personas con acceso permitido, pediremos que se implemente".