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1-D: un plan que salva los Juegos pero ¿exprime a los jugadores?

De forma sorprendente, Adam Silver propuso el 1 de diciembre como fecha de inicio de la temporada 2020-21. Michele Roberts aseguró que estaba "muy sorprendida".

1-D: un plan que salva los Juegos pero ¿exprime a los jugadores?
MARK RALSTONAFP

Ayer conocimos la hoja de ruta del final de la temporada 2019-20 en la NBA. Los equipos llegarán al complejo de Walt Disney World, en Orlando, en el mes de julio y los partidos arrancarán el día 31. Habrá fase regular, habrá play in para certificar los últimos billetes para playoffs y habrá eliminatorias al estilo convencional. Todo, eso sí, en una sola sede y sin público.

Pero también conocimos, un asunto esencial para interpretar los pasos que planea dar la Liga a medio plazo, las fechas sobre las que se trabaja más allá del cierre deportivo de esta temporada, tan alterada por la crisis del coronavirus. EL 25 de agosto, durante el campus de Orlando, se celebrará la lotería del draft, que tendrá lugar el 15 de octubre. Sería solo tres días después de un hipotético séptimo partido de las Finales. El 18, otros tres días después, se abriría la agencia libre ya definitivamente con la mente puesta en una temporada 2020-21 que podría llegar volando: en el plan de trabajo que la NBA ha compartido con equipos y jugadores, los training camp abrirían el 10 de noviembre y la regular season 2020-21 arrancaría el 1 de diciembre.

Hoy los jugadores tienen que ratificar, y nada hace indicar que no lo harán, el plan para terminar la temporada aprobado ayer por las franquicias. Este paso se considera básicamente un trámite, pero el sindicato de jugadores (NBPA) sí va a tener mucho que decir sobre la hoja de ruta posterior y los efectos que puede tener en las plantillas. Michele Roberts, directora ejecutiva de esa NBPA, aseguró que se mostró “muy sorprendida” cuando vio esos plazos presentados por el comisionado, un plan que los implicados reconocieron que había sido un “giro de última hora”. En los últimos días se venía hablando del 25 de diciembre como fecha de inicio de la próxima temporada. La actual ha acabado, además, yéndose hasta octubre (tal vez hasta el 12) cuando hace semanas se hablaba de septiembre como mes tope y, de hecho, durante mucho tiempo se trabajó sobre la idea de que la temporada no debería pasar del Labor Day (7 de septiembre), un festivo muy importante en el calendario estadounidense al que sigue (este año a partir del día 10) el inicio de la todopoderosa NFL, que no admite competencia posible en cuanto a seguimiento y audiencias televisivas.

Seguramente eso, la sombra del football, ha hecho que ese posible séptimo partido se haya fijado en un lunes (12 de octubre), el hipotético último asalto de unas Finales que en principio, y sin cambios de ciudad, tendrían partidos cada dos días. Si la NBA se lanza a un inicio el 1 de diciembre, se puede interpretar que quiere retomar el calendario convencional y no estiirar, como algunos habían propuesto, la opción de jugar entre diciembre y agosto para huir de la competencia con el football y disponer casi en solitario de un verano que ya no es territorio prohibido, dados los cambios en los hábitos de consumo de los telespectadores, para los grandes canales de televisión. Con 177 días de Regular Season y entre 55 y 60 de playoffs, la temporada 2020-21 podría acabar a finales de julio, un paso esencial en ese regreso hacia el calendario tradicional. La normalidad.

Hay más razones que pueden explicar ese ajuste de fechas que se ha propuesto: comenzar el mismo día de Navidad (25 de diciembre) habría sido un buen golpe de efecto pero habría quitado también, si se hubiera propuesto definitivamente, una fecha clave a una temporada que en su primera mitad tiene dos hitos básicos: la jornada inaugural y la jornada especial de Navidad. Unirlos supondría regalar un día muy fuerte para la Liga. Además, al fondo, aparecen unos Juegos Olímpicos de Tokio que han sido retrasados un año por la crisis del coronavirus y que también deberían respirar aliviados con una propuesta que es menos invasiva con la cita olímpica, cuyo inicio se ha fijado ahora para el 23 de julio de 2021. Con los playoffs metiéndose de lleno en agosto, muchas estrellas tendrían ya de entrada casi imposible estar con sus selecciones.

Pero el plan no es mágico y los jugadores han arqueado la ceja: normalmente se dispone un tramo de unos 100 días entre el cierre de las Finales de una temporada y el inicio de los training camp de la siguiente. La pretemporada. Los equipos sabían que esos plazos no se iban a poder respetar ahora para encajar este final de temporada 2019-20, pero nadie esperaba una propuesta como la que ha hecho la NBA: con la apertura de los entrenamientos para el 10 de noviembre, quedaría menos de un mes de descanso para los jugadores que disputaran un hipotético séptimo partido de las Finales el 12 de octubre.

Un asunto delicado para una NBA con un calendario de competición cargadísimo pero un largo período de descanso veraniego como una de las bases de la salud de sus jugadores. Es cierto que solo algunos se verían afectados por estas apreturas. La mayoría irá dejando de jugar en septiembre y, de hecho, hay ocho franquicias que no estarán en Orlando y que llevan desde el 11 de marzo sin actividad oficial. Para ellas (muchas además en mercados pequeños), cuanto antes se retome la competición, mejor.

El plan de Silver apunta a un intento de regreso a la normalidad y desde luego es una muy buena noticia desde el punto de vista de la compatibilidad olímpica. Pero plantea una offseason exprés en la que todo apunta a que Michele Roberts y sus representados, los 450 jugadores de la NBA, van a querer tener algo que decir.