NBA

El sindicato llama a la calma ante la situación salarial en la NBA

La NBPA asegura en una reunión con los agentes de los jugadores que se trabaja para que el salary cap no caiga en picado de cara a la próxima temporada.

STACY REVEREAFP

La NBA sigue trabajando en todos los frentes. Por un lado, no se descarta el regreso de la competición y, mientras sea así, se estudian toda las fórmulas, formatos y opciones posibles para tratar de terminar cómo y cuándo se pueda la temporada 2019-20. Pero es un hecho que el pesimismo va calando y que en la Liga cada vez se habla más de la cancelación y de un impacto que sería terrorífico para una competición en el mejor momento de su historia en cuanto a popularidad e ingresos.

Uno de los caballos de batalla que se avecinan, como en todo el deporte mundial, estará en las negociaciones entre equipos y jugadores. Los primeros tratan de salvar los muebles de una situación, la crisis del coronavirus, que ya es dramática y que no se sabe cuándo ni de qué forma se cerrará definitivamente. Los jugadores, por su parte, pretenden que se respeten sus contratos en la mayor medida posible. Un conflicto salarial en el que ya trabaja una NBA que, según el periodista Shams Charania, ha pedido a los jugadores que renuncien al 50% de sus salarios a partir del próximo cobro, que tendría que llegar el 15 de abril. Estos, por su parte, no quieren pasar por ahora del 25%. Las pérdidas para la NBA, que ingresa unos 8.000 millones por temporada, podrían acabar más cerca de los 2.000 millones de dólares que de los 1.000 si se cancela definitivamente.

El periodista Ian Begley ha informado de una reunión telefónica ayer entre el sindicato de jugadores (NBPA) y los principales agentes. En ella, la Asociación envió un mensaje de calma sobre la situación salarial de cara al futuro próximo y se dejó claro que el objetivo es evitar una caída en picado del salary cap, el techo salarial de lo que pueden gastar las franquicias en salarios. Como este se calcula en total con un 43% del BRI (Basketball Related Income, los ingresos directos de los partidos de baloncesto, incluidos contratos televisivos), el descalabro de la cancelación podría llegar a una caída drástica. El objetivo de la NBA es que no sea así para que la situación se mantenga lo más posible dentro de la normalidad.

Ese cap estaba en 109 millones este año y proyectos en 117 para el curso 2020-21. Esas cuentas se hacen antes de la temporada, con una proyección del BRI futuro basado en ingresos asegurados (la televisión, por ejemplo) y un cálculo del resto (patrocinios, taquilla...) al que se aplica una subida del 4,5%. Gracias al revolucionario contrato televisivo actual (24.000 millones por nueve años, casi 2.700 al año), el cap pasó de 70 millones en la temporada 2015-16 a 94,1 en la 2016-17. Hace casi una década, en la 2010-11, estaba en 58. De ahí la gran subida de unos salarios vinculados a ese boyante BRI. Por convenio, ni jugadores ni propietarios pueden pasar del 51% de ese saco de ingresos. Eso quedaría en riesgos si los jugadores mantienen sus salarios y los ingresos desaparecen para las franquicias. El convenio, un marco de paz que había ayudado a este impulso actual de la NBA, tiene vigencia hasta el verano de 2024 pero las dos partes, equipos y jugadores, pueden romperlo al cierre de la temporada 2022-23 siempre y cuando anuncien que lo harán antes del 15 de diciembre de 2022. La NBA no quiere ni oír hablar de un conflicto recrudecido que estropee la actual situación, casi idílica (pese a sus contradicciones) si se compara con épocas anteriores.

El problema es que es imposible, en la situación actual, hacer los cálculos habituales para fijar el salary cap del futuro. Por un lado, no se sabe cómo de afectados quedarán finalmente los ingresos de esta temporada ni cuanto bajarán en la próxima si se retrasan los partidos o estos se tienen que jugar sin público y, por lo tanto, sin los ingresos que los aficionados generan, empezando por la venta de entradas. Lo normal, para evitar lo que podría ser una guerra, es que se negocie una aplicación suave y pactada de la bajada del cap, que cubra las pérdidas de las franquicias pero no afecte de forma drástica y en el cortísimo plazo a los jugadores. Se podría prorratear la bajada durante varios años hasta que se cubra lo que se va a perder ahora, congelar el cap en unos números similares a los actuales (en torno a 110 millones), acordar negociaciones año a año... y se da por hecho que quizá haya que tocar apartados como el impuesto de lujo o introducir una cláusula que permita liberar carga a las franquicias, como la amnesty clause de 2010 que permitía a cada franquicia soltar un contrato (solo uno) sin cargas para el cap futuro que se estaba renegociando. Todo está en el aire pero, al menos, el sindicato ha querido mandar un mensaje de calma a unos jugadores preocupados por una situación cuyas consecuencias parecen cada vez más peligrosas. Veremos.

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