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NBA | LOS ÁNGELES LAKERS

LeBron lesionado, derrotas... ¿hay motivos para preocuparse?

Igual que el año pasado, LeBron se lesiona en el mejor momento de los Lakers, que suman cuatro derrotas seguidas y viven su primer gran bache de la temporada.

LeBron James, durante el partido de la NBA que ha enfrentado a Los Ángeles Lakers y a Los Ángeles Clippers
Jayne Kamin-OnceaAFP

El 25 de diciembre de 2018, los Lakers se impusieron a los Warriors por 26 puntos en el Oracle Arena. Una victoria de mucho mérito que mostró, para muchos, el verdadero potencial de un equipo que dejó en 101 puntos a uno de los mejores ataques de la historia, que tuvo a siete jugadores sen dobles dígitos, que lanzó con un 50% en tiros de campo y con casi un 40 en triples. Todo era felicidad en Los Ángeles. El equipo empezaba a carburar después de la llegada de LeBron y se situaba en la cuarta posición de la Conferencia Oeste con un récord de 20-14 y 9 victorias en los últimos 14 partidos. 

El partido, el mejor con diferencia de la temporada para la franquicia de púrpura y oro, supuso un punto de inflexión del que el equipo no saldría. LeBron se tuvo que retirar cuando llevaba 21 minutos disputados (llevaba 17 puntos, 13 rebotes y 5 asistencias) por un golpe en la ingle izquierda. Los Lakers también perdieron ese día a Rondo (15+5+10 y +24 con él en pista) y un mes después a Lonzo. Los californianos se quedaban sin dos de sus bases y sin El Rey, que sufriría la lesión más larga de su carrera y volvió con problemas físicos que, sainete de Davis mediante, acabaron desmadejando a un equipo que soñó con los playoffs pero acabó con el 80% de sus integrantes fuera de Los Ángeles en verano. En definitiva, la victoria ante los Warriors, el cúlmen de la temporada, fue un espejismo para una franquicia que, 365 días después, está viendo similitudes con lo que pasó hace ya más de un año.

Ahora, la lesión de LeBron no ha sido la única y Davis le ha acompañado en un calvario que empezó en la derrota contra los Pacers. Antes de eso, los angelinos tenían un récord de 24-3, eran la mejor defensa de la NBA, sumaban siete derrotas consecutivas y vivían uno de los mejores inicios de la historia. James se reconvertía en base y era el máximo asistente de la temporada dejando atrás las dudas sobre sus problemas físicos de la campaña pasada y su edad (cumple 35 años en 5 días); Davis se recuperaba de algunas molestias físicas iniciales y se postulaba como Mejor Defensor; Rondo mostraba chispazos, Howard parecía encontrar la redención, Caruso era un sostén defensivo... en definitiva, un cuento de hadas del que los Lakers han despertado en apenas cuatro partidos. 

Contra Indiana, la derrota fue asumible y casi positiva. Porque perder nunca es bueno, pero hacerlo sin Davis, plantando cara durante todo el choque y en una de las pistas más complicadas de la competición no deja mal sabor de boca. Al menos, no uno tan grande como el que se experimentó ante los Bucks, que pasaron literalmente por encima de un equipo angelino perdido, sin respuestas ante Antetokounmpo (34+11+7) y sin argumentos por parte de un Fank Vogel que ha pasado desapercibido y ha contado con la aprobación de la plantilla durante todo este tiempo... pero que empieza a estar señalado, sobre todo por su falta de recursos en un ataque que se resuelve de forma individual y sin apenas pizarra. 

Contra los Nuggets y fuera de casa la derrota fue de nuevo asumible (James no jugó por lesión) pero demasiado excesiva si tenemos en cuenta la diferencia de puntos (cayeron de 24). La oportunidad de salir adelante ante los Clippers ha sido una bala al vacío. Después de una loable primera mitad, los Lakers han fallado en defensa (muchas faltas, incapaces de defender a Kawhi...) y en ataque, donde dársela a LeBron no ha sido la solución... ni lo ha sido durante el resto de la campaña: el alero tiene un 10,2 de net rating en el clutch time (diferencia de 5 o menos puntos en los últimos 5 minutos de partido) el séptimo mejor de su equipo. Lejos de donde debería estar (Bradley, Kuzma, Green, Davis, McGee y Howard están por delante) y con datos que evidencian la falta de opciones ofensivas que maneja el equipo, sobre todo desde la pizarra.

La situación no es la misma... pero podría serlo

Evidentemente y aunque a muchos nos parece que el momento que viven los Lakers es muy similar al del año pasado, hay matices que cambian radicalmente. Hace 365 días los angelinos iban cuartos y ahora van primeros. No tenían a Anthony Davis en el equipo y sí a una cantidad de jóvenes que han salido de la franquicia y no han demostrado (de momento) que su antigua entidad estuviera equivocada con ellos. Tampoco tenían el mismo entrenador ni venían de hacer uno de los mejores inicios de su historia. Ni estaba el banquillo, ni las sensaciones eran las mismas... Está claro que nadie piensa que el cuento vaya a tener el mismo final, aunque también debemos tener en cuenta que hoy en día el objetivo es el anillo, mientras que por aquel entonces la idea, mucho más modesta, era llegar a playoffs y luego ver qué pasa.

También hay que contar con ese factor. Ni la plantilla es la misma ni lo son los objetivos. Todo cambió cuando llegó Anthony Davis, momento en el equipo pasó de ser aspirante a playoffs a aspirante al anillo. Y favorito, si tenemos en cuenta lo que decían muchos analistas en las últimas semanas que cuando LeBron y compañía sumaban una victoria tras otra. Lejanos, no en el tiempo pero sí en el pensamiento, están ya esas sensaciones si tenemos en cuenta la segunda derrota de la temporada ante los Clippers, que a la postre van a ser sus grandes rivales  en el Oeste y que han llegado a estar mucho más lejos en el Oeste de lo que están ahora... cuando se sitúan a ya solo 2 victorias.

La situación no es la misma porque es inimaginable que los Lakers se queden sin playoffs (pocas sorpresas tan grandes habrá habido en la historia de la Liga) pero ya veremos si aguantan el tirón sin un LeBron sin el que no saben jugar. El rating ofensivo sin él pasa de 115 a 107 y en defensa empeora de 104 a 108. Lo mismo pasa cuando el alero no está al nivel que acostumbra y sus problemas físicos, en el ojo del huracán y en pleno debate sobre el load managment (ya hablaremos de esto), están debilitando a una leyenda a la que parecía imposible debilitar. James, que está en 25,7 puntos, 7,6 rebotes y 10,6 asistencias en la regular season, ha pasado a 21+10+10 en los tres últimos duelos, buenos números si nos fijamos en el triple-doble que se indica... pero que quedan en entredicho cuando vemos que ha lanzado con menos de un 40% en tiros de campo y un 20% en triples (0 de 6 ante los Pacers y 2 de 12 ante los Clippers).

También si observamos como ha sufrido en la defensa individual ante Anteto y Kawhi, que cada vez le cuesta más pasar los bloqueos.... Alomejor, solo alomejor, los Lakers (con calendario favorable ahora) deberían dar descanso a su estrella hasta que se recupere del todo y solo alomejor tiene que ser el propio LeBron el que se de cuenta que su equipo le necesita al 100% en abril. Algo de lo que, debate de los descanso aparte, sí se ha dado cuenta Leonard. Con 35 años y una carrera que le va a aupar al Monte Rushmore del baloncesto, la estrella tiene que saber medir los tiempos y saber cuándo puede jugar y cuándo es absolutamente necesario que juegue. La fina línea que separa lo que es correcto de lo que es fácil es muchas veces difusa...

¿Hay motivos para preocuparse?

Es lo que habría que analizar. En lo que llevamos de temporada, los Lakers han vivido un camino de rosas que tuvo su único bache en el primer partido contra los Clippers. A partir de ahí, todo iba como la seda hasta que los problemas físicos de Davis y, sobre todo de LeBron, han empezado a hacer mella. Los angelinos, igual que ha ocurrido en el pasado con los Cavaliers o los Heat, notan mucho la ausencia de su referencia. Es ahí donde tendrán que empezar a carburar y a vivir más allá de las jugadas que su líder pueda crear.

Sería el momento de Davis. Es el segundo de a bordo, la franquicia quiere que sea su cara para el futuro (a ver que pasa en 2020...) y ha venido para ganar el anillo. Dar un paso adelante no es solo aparecer cuando LeBron no está, también ganar protagonismo cuando compartes pista con él y liberarle de esfuerzos. Sobre todo en defensa (algo en lo que tiene que participar todo el equipo), el talón de Aquiles de un jugador superior que tuvo sus años buenos en defensivamente hablando (sobre todo en su etapa en los Heat) pero que no puede prestar tanta atención en ese lado de la cancha si tenemos en cuenta lo que desgasta en ataque y la edad que tiene.

Sin embargo, el liderazgo de Davis plantea ciertas dudas. Es un filón defensivo y un prodigio físico que tan pronto puede con un pívot como con un base. Sin embargo, el equipo empeora con él en pista. El rating ofensivo es menor (de 113 pasa a 112) y el defensivo crece (106 con él y 104 sin él). Unos números que no dejan de ser eso, números, pero que están ahí y son preocupantes. Quizá y sin LeBron finalmente descansa durante algunos partidos, veamos la mejor versión de un Davis que, recordemos, promedió hace dos temporadas 28 puntos, 11 rebotes y casi 3 tapones por partido. 

Y luego está Vogel. Sus dotes defensivas han sido una obviedad desde su llegada, pero sigue planteando dudas en ataque. A veces incluso da la sensación de que no hay jugadas. Sobre todo en los finales apretados. Los Lakers han ganado hasta 15 partidos por menos de 10 puntos, pero de ellos, solo los Heat y (quizá) Mavericks y Jazz han sido rivales de altura para este tipo de partidos. Sin embargo, las cinco derrotas que han tenido por 10 o menos puntos han sido contra algunos de los mejores de la competición (Clippers dos veces, Raptors, Bucks e Indiana). Especialmente dolorosos han sido los resultados contra sus compañeros de ciudad; Kawhi y compañía han sacado a relucir las taras de los de púrpura y oro; han manejado a LeBron, han sido superiores en defensa y han hecho funcionar mejor el banquillo. Unas finales del Oeste entre estos dos equipos no es nada descabellado y, visto lo visto, hay muchas dudas sobre si los Lakers serían capaces de imponerse a los Clippers en una serie a 7 partidos.

De momento, habrá que ver como se desarrollan los acontecimientos. Los Lakers cierran el año ante Blazers y Mavericks con la duda de si jugará un LeBron que ya ha dicho que mientras esté bien estará en pista. Sin embargo, muchos ya dejan claro que lo importante está en abril y que lo mismo da quedar primero que tercero, conseguir 50 o 60 victorias. Viendo el potencial del equipo cuando está sano, lo importante es que LeBron y Davis lleguen sanos a los playoffs. Mientras tanto, los rumores sobre ese posible tercer hombre que falta en la plantilla (¿Iguodala?) y los traspasos que pueden llevarse a cabo empiezan a surgir... ¿Hay crisis en los Lakers? ¿Saldrán de ella? ¿Aguantarán sin LeBron? ¿Descansará El Rey? Muchas dudas que solo resolverá el tiempo. Mientras tanto, habrá que seguir esperando.