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Kalin Bennett, un autista que rompe barreras en la NCAA

Bennett (Kent State) se ha convertido en el primer jugador diagnosticado con autismo en anotar una canasta en la División I de la NCAA.

Kalin Bennett, un autista que rompe barreras en la NCAA
Nick CammettKENT STATE UNIVERSITY

La NCAA ha proporcionado una historia preciosa en la primera semana de competición de la nueva temporada, mucho más que la lesión del prometedor español Santi Aldama o que el veto a resolver en los juzgados a la estrella en ciernes James Wiseman. La escribe Kalin Bennett, un pívot nacido en Little Rock (Arkansas) que juega en la Universidad de Kent State, del estado de Ohio. Y ésa es en realidad la noticia: que juega. Y que mete canastas. Ésa es la nueva marca histórica, pero hay una detalle que es el que pone la percha al dato: Bennett ha logrado ser el primer jugador diagnosticado con autismo que anota en un partido de la División I de la NCAA, la más importante del baloncesto universitario estadounidense. 

Este joven de 2,10 metros de altura y 136 kilogramos de peso emocionó a Estados Unidos al conquistar su meta. En el partido de su equipo ante Hiram (victoria por 97-58) probó tres lanzamientos y anotó uno, un gancho con la izquierda a falta de dos minutos y medio para el final del encuentro. Añadió también dos rebotes y un tapón a su estadística. La contienda estaba ganada y era el momento de celebrar el hito, el propio jugador llevó la voz cantante con un grito que sonó más allá del pabellón. 

De dudar si podría andar a esto

Bennett le quiso agradecer todo a su madre después del partido: "Para mi madre ha sido muy grande poder ver esto y poder comprobar que nada de lo que ha hecho ha sido en vano", aseguró a The Associated Press. Porque es la que ha estado pegado a su progresión, como es lógico, desde su nacimiento. Ha tutelado su ingreso en el deporte de formación como una terapia después de muchos diagnósticos negativos; como explica Martin Kessler en WBURKalin fue diagnosticado con autismo a los nueve meses y los médicos le dijeron a la familia que no podría caminar ni hablar.

Fue un evento al que asistió durante su etapa en el colegio el que le acercó al baloncesto y lo que llevó a que Sonja, su madre, tras las reticencias iniciales, aceptara que su hijo se metiera en un equipo para desarrollar más sus capacidades. Jenna West informa en Sports Illustrated de una peculiaridad con la que ha ido jugando Kalin: le gustan mucho las matemáticas y las utiliza para memorizar las jugadas que le propone su entrenador. Kent State no sólo celebra una victoria, sino un esfuerzo.