NBA | RICKY RUBIO

"Tras la muerte de mi madre sufrí una depresión y empecé a ver de otra manera el baloncesto"

El base español mostró su lado más personal en una carta a The Players Tribune. Habló sobre su madre, su bagaje en la NBA y sus retos futuros.

Lizzy BarrettAFP

"Cuando tenía 10 años, mi padre me dio la opción de apuntarme a fútbol o baloncesto. El fútbol era más popular y se me daba mejor así que me decanté por él. A las pocas semanas me dí cuenta de que tomé la decisión incorrecta y le dije a mis padres que me cambiaran. Mi padre, apasionado de este deporte y entrenador del equipo femenino de El Masnou, intentó inscribirme allí. No era fácil porque ya había empezado la temporada, pero a cambio de hacer horas extra en el club le permitieron ese lujo. Él, sin pensarlo un momento, accedió encantado". 

Esta es una de las muchas historias que a Esteve Rubio, padre de Ricky, le gusta recordar mientras la familia hace algún viaje en el coche. También es una de esas historias que el propio jugador ha querido contar en una 'carta' en The Players Tribune, plataforma digital en la que suelen escribir asiduamente los jugadores de la NBA sobre su lado menos conocido. En esta ocasión, Ricky desvela el lado más personal y emotivo de su vida: la relación con sus padres, cómo surge la idea de crear la Fundación Ricky Rubio, y aspectos más centrados en lo deportivo como la forma en la que conoció a Kevin Garnett o los retos que aún le quedan por tachar de su lista.

Con la historia de sus inicios en el baloncesto comienza su escrito. Aquella que contó su padre en un viaje en 2015 a Rochester, urbe a dos horas en coche de Minneapolis. Se dirigían a la 'Mayo Clinic' para que la madre del jugador, Tona Vives, pasara una revisión. En 2012 le detectaron un cáncer en los pulmones que para entonces ya había superado. Pero ese día, tras la revisión pertinente, le comunicaron que había vuelto a aparecer y que se estaba extendiendo. 

El propio jugador reconoce que pasó un calvario durante esa temporada. En todo momento estuvo arropado por su equipo, los Timberwolves, y su entrenador Flip Saunders. Precisamente el técnico le pidió ese mismo verano que adelantara su regreso a Minneapolis para entrenar con Karl-Anthony Towns, elegido ese año como primera elección del draft. En ese entrenamiento inicial, según recuerda, la primera imagen que vio fue la de un Saunders más delgado y con sombrero. Tras acabar la sesión, el técnico se reunió con él y le contó que padecía linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta al sistema inmunitario. Fue entonces cuando Ricky se sinceró y le contó lo que le sucedía a su madre. Flip se volcó de inmediato, e incluso le recomendó la clínica a la que acudió posteriormente el jugador junto a su madre. 

Ricky Rubio y Flip Saunders en un partido de los Minnesota Timberwolves.CRAIG LASSIGDIARIO AS

Tras acabar ese verano, y solo tres días antes de inaugurar la temporada ante los Lakers, Ricky y el resto de sus compañeros fueron informados en una reunión del fallecimiento de Flip Saunders. Fue entonces cuando el jugador empezó a vivir uno de sus peores años en lo personal. Esa situación le hizo sentir más miedo por su madre. "Llamaba casi a diario a mi casa para estar informado en todo momento. A veces mi padre tenía que colgar para atenderla y yo no podía evitar sentirme impotente al estar tan lejos. En el parón del fin de semana del All Star me escapé a España para verles", matiza Ricky. Una vez terminó esa temporada volvió para estar más tiempo con su familia. A las pocas semanas Tona falleció.

Tras vivir lo sucedido, el propio jugador reconoce que sufrió una depresión, perdiendo durante una época la ilusión por jugar al baloncesto: "Cuando volví a Minneapolis para preparar la siguiente temporada a veces pensaba en llamarla. No pude borrar su número. Le enviaba mensajes de texto y aún lo sigo haciendo. Durante una época sentí que estaba volviéndome loco. Ese año culpaba a todo el mundo, a mi familia y mis amigos, por cómo me sentía. Sufrí una depresión y empecé a ver el baloncesto de otra manera". El jugador contó con ayuda de especialistas que, junto a sus amigos y familiares, le pudieron sacar de ese pozo para reencontrarse de nuevo. 

Tan precoz a la hora de madurar como en lo deportivo, Ricky Rubio también recuerda cuando llegó a la NBA y conoció a la estrella del que sería su nuevo equipo Kevin Garnett: "Era 2011 y estaba en un apartamento en Los Ángeles. Aún esperaba a que se desbloquease mi situación para jugar en la NBA cuando mi agente me recomendó que asistiera a un partido de entrenamiento allí, que irían varias estrellas de la competición. Y cuando fui me encontré a Kevin, Paul Pierce y Paul George entre otros". El jugador comenta que al acabar la sesión Garnett se le acercó y empezó a hablar con él: "Ricky, chaval, he oído que vas a venir a Minny. Si le das a esas personas todo lo que tienes, créeme que te lo devolverán. ¡Confía en ello!".

Ricky Rubio (arriba), celebra con Kevin Love (izquierda), Kevin Garnett (centro) y Wayne Ellington (derecha) una canasta de los Timberwolves.MICHAEL NELSONDIARIO AS

Como es lógico, volvió a asistir a esos entrenamientos de pretemporada siempre que pudo. Y curiosamente sus amigos siempre le preguntan si no se sentía intimidado por el hecho de estar compitiendo con 21 años al lado de estas estrellas. En ese momento, Ricky se acuerda de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en los cuales participó con 17 años. Allí consiguió colgarse la medalla de plata tras enfrentarse en la final a una selección de Estados Unidos comandada por LeBron James y Kobe Bryant.

Once años después siente que ha cerrado ese ciclo: el base consiguió ganar este verano el Mundial con España siendo el MVP de la competición y recibiendo el galardón de las manos del propio Kobe. Este título con la Selección era uno de los grandes retos que aparecían en una lista que hizo junto a sus padres al aterrizar en 2011 en Estados Unidos. Otro de ellos era ganar un campeonato de la NBA, algo para lo que sigue trabajando.

Ricky Rubio en un partido con los Utah JazzCHRIS GARDNERAFP

No obstante, el más importante, al menos en lo sentimental, era el utilizar su influencia para ayudar a personas que lo necesitasen. "En 2017 llegué a Salt Lake City para jugar con los Jazz. Curiosamente ese mismo año fue el primero en el permitían a las franquicias llevar publicidad en la camiseta y mi equipo lucía el logo '5 for the Fight', una fundación centrada en la investigación del cáncer", contaba Ricky. Ese año, visitó junto a su padre varios hospitales de Utah. Entre ellos el Huntsman Cancer Institute, centrado en la investigación de esta enfermedad. Y tan solo un año después nació la Fundación Ricky Rubio en honor a su madre: "el baloncesto es muy importante en mi vida, pero sé que puedo tener un impacto en este mundo de otras muchas maneras", concluye en las últimas líneas de su escrito.

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