Milagro Siakam: de no jugar al baloncesto a ganar 130 millones
Los Raptors han acordado la ampliación del contrato rookie del Jugador Más Mejorado de la pasada temporada. Siakam seguirá en Toronto hasta 2024.
Mientras Jaylen Brown recela de los Celtics, Buddy Hield amenaza a los Kings con una petición de traspaso y los Pacers estudian (activamente) el traspaso de Domantas Sabonis, tres jugadores de la primera ronda del draft de 2016 han firmado extensiones de contrato máximas antes del límite fijado para mañana lunes a las 18:00 de la Costa Este. El que no tenga acuerdo para entonces, será agente libre restringido al final de la temporada 2019-20 que empieza ya, el martes.
Jamal Murray firmó con los Nuggets por 5 años y 170 millones el 24 de julio. Ben Simmons había recibido el mismo contrato de los Sixers el día 16. Y ahora Pascal Siakam ha asegurado su continuidad en los Raptors, no con la figura del jugador designado que da un quinto año y más cantidad de dinero total sino con el máximo básico: 130 millones por cuatro años.
El acuerdo estaba cantado pero había dudas solo en cuanto a cuándo y cómo se produciría. Si ahora o a final de temporada. Pero en Toronto, Masai Ujiri no quería enredar con su gran activo, un alero/ala-pívot camerunés de 25 años que explotó en su tercera temporada NBA, en la que fue clave para que los Raptors se proclamaran campeones y recibió el premio de Jugador Más Mejorado. Estos son sus números en sus tres temporadas en la NBA, una prueba obvia de la descomunal progresión de un jugador que pasó tramos del primer año con los Raptors 905 de la Liga de Desarrollo:
2016-17: 55 partidos (38 titular). 15,6 minutos, 4,2 puntos, 3,4 rebotes, 0,3 asistencias, 50% tiros de campo, 14% triples, 69% tiros libres.
2017-18: 81 partidos (5 titular). 20,7 minutos, 7,3 puntos, 4,5 rebotes, 2 asistencias, 51% tiros de campo, 22% triples, 62% tiros libres.
2018-19: 80 partidos (79 titular). 31,9 minutos, 6,9 rebotes, 3,1 asistencias, 55% tiros de campo, 37% triples, 78% tiros libres.
En los playoffs, Siakam promedió 19 puntos y 7,1 rebotes y si se aísla la Final ante los Warriors, 19,8, 7,3 y 3,7 asistencias. Más, en las cuatro victorias que valieron el anillo sus medias fueron de 23,8 puntos con un 59% en tiros de campo. Para el recuerdo, el primer partido de su vida en las Finales, cuando tronchó a unos Warriors concentrados en minimizar a Kawhi Leonard: 32 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y un 14/17 en tiros de campo. Eso fue el 30 de mayo. El 13 de junio se proclamó campeón y el 24 de ese mes se llevó un cantado premio al Jugador Más Mejorado de la temporada 2018-19 por delante de De'Aaron Fox (Kings) y D'Angelo Russell (Nets).
Así que la ampliación era un hecho y los Raptors han elegido hacerla ya sin entrar en otras consideraciones y días después de firmar también un nuevo acuerdo con Kyle Lowry por un año extra y 31 millones. De cara a la inminente temporada, el base, Marc Gasol y Serge Ibaka (los dos pívots acaban contrato) formarán el eje veterano que tiene que mantener al equipo competitivo tras las salidas de Kawhi Leonard (Clippers) y Danny Green (Lakers). Pero es Siakam, ya oficialmente tras acordar esta extensión, el que tiene que ir creciendo como jugador franquicia y gran rostro de futuro de los Raptors. Al firmar ya por cuatro años y no como agente libre restringido, no tiene player option la cuarta temporada, así que tiene garantizado su vínculo con los Raptors hasta 2024 (este curso cierra contrato rookie con 2,3 millones), cuando tendrá 30 años. Masai Ujiri, presidente de los Raptors, sabía que Kawhi, que pasó un año por Toronto y dejó el primer título de la historia de la franquicia, comenzó a distanciarse de los Spurs en el verano de 2014, después de ganar el primero de sus dos MVP de las Finales y cuando el equipo texano decidió esperar a que fuera agente libre restringido en 2015. Entonces firmó su contrato de cinco años y 90 millones, pero solo después de que los texanos hubieran amarrado a LaMarcus Aldridge. Esa gestión de prioridades no gustó a Kawhi y los Raptors ahora borran de un plumazo cualquier opción de crisis. Al menos por asuntos contractuales.
Siakam dio un salto hacia adelante descomunal con Nick Nurse, el nuevo entrenador que le usó de forma mucho más elástica, casi siempre como ala-pívot y maximizando sus enormes facultades físicas. En pleno desarrollo como anotador, con una visión de juego que también va a más y ya establecido como un defensor asfixiante, Siakam es un jugador ideal para la actual NBA, también cada vez más fiable como tirador. Si da otro paso, será ya una estrella con todos los galones, si bien en Toronto saben que puede necesitar tiempo para adaptarse a tener mucho más foco puesto sobre él tras la salida de Kawhi, y que su eficiencia se puede ver afectada con mucha más responsabilidad sostenida en la producción ofensiva del equipo.
Siakam ha ganado hasta ahora 4 millones de dólares en sus tres temporadas en la NBA. En la primera fue asignado a Toronto 905, en la G League, trece veces después de haber sido una para muchos sorprendente elección tardía de primera ronda (pick 27). Venía de jugar dos años en la universidad de New Mexico State (2014-16), donde fue desarrollando un arsenal que se adaptara a su exuberante físico y donde se estableció como jugador NBA, casi un milagro si se considera que en 2011 ni siquiera jugaba al baloncesto, el deporte que sí atraía a sus hermanos, que también pasaron (con menos éxito, finalmente) por la NCAA.
Nacido y criado en Camerún, fue educado para ser sacerdote y para ello estudió en un seminario de Bafia. A los quince años tuvo la crisis de fe que le hizo perder la vocación y empezar a flirtear con el deporte. En Bafia, precisamente, realizaba un campus el NBA Luc Mbah a Moute camerunés que se convirtió en su descubridor y mentor. A los 16 años se trasladó a EE UU (problemas con el visado le impidieron regresar a Camerún para el funeral de su padre, uno de los momentos más tristes de su vida) y allí comenzó una peregrinación por diversos campus, donde pulió su entonces verdísimo estilo y se ganó la llamada de New Mexico State. Después la NBA, el anillo, el premio de Jugador Más Mejorado y, ahora, un contrato de 130 millones de dólares que le ratifica como una de las estrellas emergentes de la mejor liga del mundo. No está nada mal para alguien que hace ocho años ni se planteaba ser jugador de baloncesto...