Irving (38+3+7) revienta a base de triples un partido de infarto

Los Boston Celtics pusieron hace tiempo la velocidad de crucero y parecen empeñados en que nada ni nadie les detenga en su objetivo: recuperar las victorias perdidas durante el primer y extraño mes de competición para ellos. Tienen la mejor racha de la NBA (7 triunfos seguidos), en la que no han bajado de 113 puntos. Y, exceptuando hoy, 109 es lo máximo que habían encajado.

Esta vez los Wizards no se lo pusieron nada fácil, ya que jugaron uno de sus mejores partidos del año. Apoyados en un espectacular John Wall (34+6+13), perfectamente secundado por Bradley Beal (22+7+4) y por Jeff Green (22+10), obligaron a los Celtics a dar todo lo que tenían para continuar con su racha.

Y eso que no contaron con Hordford, Brown y Hayward. Pero los hombres del año en los Celtics, con permiso de Irving, son Marcus Morris y Marcus Smart. Al primero se le vio extra motivado al enfrentarse a su hermano y completó un partido si cabe mejor de lo que ya está jugando habitualmente (27+9). El segundo ha sido clave en la resurrección del equipo. Desde que entró en el quinteto titular los Celtics son otros. Anoche acabó con 18 puntos, 5 rebotes, 3 asistencias y 3 robos en 39 minutos.

Pero al final, cuando el partido estaba en la prórroga, quien decidió fue el de siempre. El que ya se ha convertido por derecho propio, porque lo está demostrando día tras día, en el jugador más importante de este equipo. Kyrie Irving (38+3+7) dio una auténtica exhibición coronada con un último minuto de ensueño en el que metió dos triples irreales. Uno encerrado contra la línea de banda, con la mano de Wall encima y casi sin tiempo, y otro desde más de 9 metros. Un lanzamiento de alguien que confía plenamente en sí mismo y no tiene ningún inconveniente en demostrarlo cuando sea necesario.

El futuro además es prometedor. De los próximos 12 encuentros sólo tienen dos contra equipos con mejor récord (Bucks el viernes de la semana que viene y Sixers el día de Navidad). Los dos le sacan una sola victoria y, al paso que van los de Boston, quien sabe si cuando se vean las caras no les hayan adelantado ya.