Una monja de 98 años inspira a la Cenicienta del Madness

Después de un arranque de torneo espectacular, con todos los brackets saltando por los aires y varios favoritos estrellándose (y muchas de las que apuntan a estrellas de la NBA ya eliminadas), el March Madness repartió ayer los dos primeros billetes para la Final Four del Alamodome, en San Antonio. El segundo fue para unos Wolverines de récord. El primero, para la Cenicienta.

Loyola-Chicago, desde el seed once en un Sur, jugará contra Michigan por un puesto en la gran final nacional. El cuarto seed 11 que logra un billete para la Final Four en la historia del torneo. 

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Loyola-Chicago tiene un torneo nacional de baloncesto en sus vitrinas: en 1963. Sus éxitos recientes han llegado en voleibol. En el March Madness ni jugaban desde que en 1985 llegaron también al Sweet 16 y chocaron con la Georgetown de Patrick Ewing. Palabras muy mayores. Entonces llevaban 16 años sin llegar al torneo. Y desde allí han pasado otros 33...

Los Ramblers son uno de esos equipos que no debería estar allí y que deja historias que atrapan la atención de todo el mundo del baloncesto. Del wall of culture en el que los jugadores dejan sus mensajes para el grupo en mayúsculas (“NEVER QUIT A PLAY”, “REACH FOR THE LIGHTS”, GET OUT OF THE MUD”…) a la guía espiritual de su capellán, la monja Jean Dolores Schmidt. Para todo EE UU, Sister Jean. Tiene 98 años, unas Nike personalizadas y va en silla de ruedas por una fractura de cadera que le obligó a perderse por primera vez partidos de la universidad durante la temporada: los seguía a través de los play by play en internet. Jugadora de baloncesto en sus años de instituto en la Bahía de San Francisco en los años treinta, hasta Barack Obama le felicitó cuando su Universidad eliminó a Miami en primera ronda. Después de la victoria también en segunda ronda, en una entrevista le preguntaron si era consciente de que se había convertido en una celebridad a nivel nacional. Su respuesta: “¿nacional? No, internacional”.

Sister Jean lleva desde 1990 vinculada a Loyola-Chicago. Reza con los jugadores antes de los partidos (“también por los rivales, porque no haya lesiones, para que los árbitros no se equivoquen mucho…”) y les envían correos electrónicos con partes personalizadas después. En ellos, a modo de scouting, analiza sus actuaciones siempre de una forma constructiva y positiva. Y sus discursos motivacionales funcionan, o eso aseguran los Ramblers: “Su presencia y su aura, en cuanto la ves… es como si el mundo se convirtiera en un lugar más grande por su espíritu, su fe en nosotros” dice Marques Townes, el que dio a Ingram el pase para su triple decisivo ante Miami. ¿Huele a Destiny Team? Después de este próximo partido, en Atlanta y ante Nevada, lo tendremos un poco más claro porque, además, Sister Jean les situó en su bracket perdiendo justo aquí, en el Sweet  16 y después de superar dos rondas. Glups...