Volveré a recordar dónde estaba cuando aquella Euro 2020 que se jugó en 2021, qué tres peques me acompañaban y todo lo que supone el fútbol.
Es el futbolista en el que me gustaría reconocerme cuando por fin me haga mayor.
La magia espanyolista no ha sido capaz de oponer un relato ganador al més que un club. Pero ningún hincha del Espanyol cambiaría un relato por los tres puntos del domingo que viene.
Si el fútbol es de todos de verdad tendrás que compartir tu bufanda y tu idea del fútbol con alguien de la otra punta del mundo que no piensa como tú.
El No Clásico, ese ente formado por el resto del balompié español (y mundial), es ese espacio en el que parece no ocurrir nada, pero en el que sin embargo sobrevivimos tantos.
En la búsqueda de la eternidad, Zidane nos lleva bastante ventaja al resto de los mortales.
El madridismo ahora necesita que pierdan Atleti y Barça, y eso es mucho querer.
Hubo un tiempo en el que cualquier cuestión podía saldarse con esa frase inapelable.
Alguien que coloca un buzón de sugerencias en el vestuario de su equipo podría incluso convencer a Simeone de que el Atlético es el único favorito de esta Liga.
En la semana de un Athletic campeón, esta columna pide comenzar en el viejo San Mamés.
Los Vázquez hacen humano a un club gigante, dan cuerpo al equipo y lo acercan a los rincones de España de donde proceden y donde surgirán simpatías madridistas.
El fútbol nos ha servido para darnos vida, llenar nuestras discusiones, nuestras lecturas y nuestro tiempo libre, ...
El carisma y la fotogenia medida en películas y series encumbra a Diego por encima de los demás y pone sobre la mesa la eterna dicotomía entre el futbolista y el personaje.
El síndrome de El hombre tranquilo, ese volver a casa a devolver al club del que saliste todo lo que te dio, se había ido perdiendo: nadie quiere jugarse su prestigio.
Es curioso que el fútbol, del que aprendimos que un resultado lo cambia todo de un día para otro, sea una de las pocas realidades a las que asirse en tiempos de pandemia.
Ahora ya no me lo dice, me dejó por imposible, pero mi madre siempre pensó que me gustaba demasiado el fútbol como para llegar ser una persona de provecho.
Desde que nos llaman consumidores de series se escucha menos eso tan demodé de que el fútbol es el opio del pueblo
Nos enfurruñamos, pero no podemos darle la espalda. Regresa la Liga, el fútbol exterminador no nos deja escapar.
Crecemos escuchando su nombre, de niños queremos emularles; cuando tenemos su edad andamos como ellos, y, ya talludos, nos apuntamos al último mohicano.
Once años después, la muerte de Dani Jarquesigue doliendo y su recuerdo crece como símbolo de un club.
Hasta el descenso del Espanyol nunca acabé de tomarme en serio eso de que 'Cuando Harry encontró a Sally' en realidad contuviese mensajes futbolísticos de primer orden...
En Can Perico, sede de la resistencia, al final del túnel de la Segunda división, más tarde o más temprano, también habrá fuegos artificiales.
Han tirado al pobre Cervantes. Y no sé de qué nos extrañamos. En el fútbol llevamos un siglo y pico derribando monumentos de futbolistas y entrenadores a los días de haberlos erigido por suscripción popular.
Valorar la última vez que fuimos al estadio y vimos juntos un partido.
La realidad es tozuda. Cuando un nueve se va, siempre se lleva sus goles con él.
Página4