Así es la vida personal del Chimy Ávila
El futbolista de Osasuna nació en el seno de una familia humilde en uno de los barrios más conflictivos de Rosario, la ciudad natal de Messi.
El 6 de febrero de 1994, el barrio rosarino de Empalme Graneros vio nacer a Luis Ezequiel Ávila. Una de las zonas más conflictivas de la ciudad que vio nacer a Lionel Messi vio dar sus primeros pasos en el mundo de la pelota a uno de los jugadores franquicia de Osasuna de Pamplona. La calle fue su primer hogar y el fútbol la profesión que le permitió salir de una vida que apuntaba hacia la delincuencia.
Su madre, a la que lleva tatuada en su espalda con forma de guerrera y con una pistola, tuvo nueve hijos. Su padre, albañil de profesión, se divorció de su madre y tenía problemas de adicciones. Su infancia, por tanto, estuvo marcaba por la ausencia de comida para todos y por sus primeros contactos con el fútbol. Todo en una calle en la que los tiroteos, las drogas y las venganzas constantes eran ley de vida.
Una de esas muertes le marcó de lleno. Su cuñado, su mujer y su sobrina murieron en un tiroteo a pie de calle a manos de un hombre que les ametralló desde una motocicleta. Fue en 2020, en plena pandemia del coronavirus. Una pérdida que todavía no ha terminado de superar y que demuestra las dificultades que existen en el lugar donde vivía.
Casado desde los 18 y con dos hijas
Con catorce años conoció a María, quien cuatro años más tarde se convirtió en su mujer. “Aprendí a ser feliz gracias a ella y me ha hecho un hombre mejor”, confesó el delantero recientemente en una entrevista concedida a El País. Juntos han formado una familia con dos hijas: Elueny y Shoemi, a las que tiene tatuadas en sus manos y en sus piernas.
Su devoción por Dios tiene mucho que ver con un episodio sufrido por Elueny pocos días después de nacer. La pequeña tuvo una infección respiratoria grave que comprometía su supervivencia. Fueron semanas difíciles en el hospital, pero finalmente consiguió sobrevivir. Fue ese momento en el que, por medio de una promesa divina, cambió todas sus rutinas y enfocó su carrera en convertirse en futbolista profesional.
Pasó por la cárcel
Durante su adolescencia, ya en las filas de uno de sus primeros equipos en Argentina, fue acusado de un robo que le llevó a prisión. Estuvo allí desde unas semanas antes de cumplir 18 años hasta los 20. Y, lo más significativo de todo es que terminó siendo declarado inocente de los hechos, aunque el daño ya estaba hecho.
“Me tuvieron un año y medio con la policía en la puerta de casa, solo podía salir a trabajar”, rememoró. Justo en esa época, en la que intentó ganarse la vida mientras estaba vigilado con trabajos desde la albañilería hasta la recogida de cartones por la calle, su mujer estaba embarazada de su primera hija.
Sus tatuajes
Si algo caracteriza al físico del Chimy son sus tatuajes. La tinta baña todo su cuerpo. Y, evidentemente, detrás de cada dibujo que marca su piel hay una explicación. Sus hijas, el asesinato de su cuñado o la lucha de su madre para sacar adelante una familia numerosa son momentos que el futbolista argentino tiene muy presentes.
Uno de sus tatuajes favoritos, grabado en el costado, dice: “No le temo al enemigo que me ataca, sino al falso que me abraza”. También el búho, al que lleva en el cuello desde que una noche soñó que el ruido de este animal acompañaba a su sobrino hacia el paraíso.
Aun así, por muchos tatuajes que tenga, Ávila asegura que son muchas más las cicatrices de su vida. “Las cicatrices son de guerreros. Si no tienes por intentarlo, si no sabes que lo intentaste; si quieres estar sano, quédate todo el día en casa. Yo prefiero arriesgar, aunque sepa que me voy a golpear”, resume en la entrevista con El País. Esa es su filosofía de vida. La que le ha ido llevando por unos caminos que le han acercado a la élite del fútbol español.