Dave Bautista: "Era miserable y solo trataba de comprar la felicidad"
El actor se crió en uno de los barrios más violentos de Washington D.C. en el seno de una familia muy humilde por lo que al principio no supo gestionar la fama y el dinero.
Siempre se ha hecho esperar, pero siempre ha acabado llegando. La historia de Dave Bautista (53) tiene mucho del manido concepto de superación y de la consecución de ese sueño americano que ni siquiera se vislumbraba en su infancia y adolescencia. Nacido en el seno de una familia humilde y criado en un violento barrio de Washington D.C. casi puede tildarse de milagro su estatus actual de estrella.
De hecho, su infancia y adolescencia le dejaron secuelas a nivel psicológico que trata de ahuyentar con el entrenamiento, su terapia. He tenido problemas mentales. Hacer ejercicio es terapéutico para mí. Algunas personas pueden sentirse mejor después de llorar o de recibir terapia. A mí me funciona entrenarme. Estoy jodido de la cabeza. Vi demasiados cadáveres en Washington D.C. cuando era niño. Necesito entrenar o tengo malas visiones”, confesaba hace tiempo en una entrevista con Men's Journal.
En cualquier caso, tras trabajar en su juventud principalmente como portero de discota, Batista se propuso triunfar como luchador profesional y lo logró: se convirtió en una de las estrellas más rutilantes del wrestling, uno de los espectáculos que más millones de dólares mueve en EEUU, y aprovechó su carisma para dar el saltó a Hollywood.
"No sabía cómo lidiar con eso"
Sin embargo, con la perspectiva que dan los años, ahora se arrepiente de alguna de las decisiones que tomó cuando alcanzó la fama y comenzó a familiarizarse con el color del dinero. “No estaba preparado para eso. No sabía cómo lidiar con eso. Siempre estaba arruinado y la gente me compraba bebidas o comida; siempre había alguien haciendo algo por mí. Así que cometí todos los errores típicos", asegura a Men’s Health.
“Compré cosas estúpidas... Lamborghinis, Mercedes, Bentleys. Perdí todo ese dinero y podría haber hecho muchas cosas buenas. Podría haber ayudado a la gente; Podría haber ayudado a los animales. Pero, honestamente, era miserable y solo estaba tratando de comprar la felicidad", zanja el actor, que se arrepiente de no haberle comprado a su madre una casa en San Francisco que deseaba en aquella época. Aunque con el paso del tiempo pudo cumplir su sueño.