La WTA hace historia con un plan de maternidad para sus jugadoras
El circuito femenino, con el apoyo del PIF saudí, ayudará económicamente a las tenistas que tengan un hijo y ofrecerá tratamientos de fertilidad.


En vísperas del 8M, la WTA lanzó un revolucionario proyecto en el mundo del deporte con el que pretende dar tranquilidad económica a sus jugadoras que decidan ser madres. “Es la primera vez en la historia del deporte femenino que las deportistas independientes y autónomas tienen acceso a prestaciones de maternidad integrales”, celebró el circuito femenino de tenis al anunciar que, a través de un programa creado por el Fondo de Inversión Pública saudí (PIF), las tenistas ausentes por maternidad recibirán una paga durante un máximo de 12 meses. Además, también se ofrecerán ayudas en planes de fertilidad para aquellas que deseen iniciar o ampliar una familia.
La WTA estima que unas 320 jugadoras podrán optar a estas ayudas para embarazadas, que tendrán un sustento económico durante todo un año. Además, aquellas jugadoras que sean madres a través del embarazo de su pareja, gestación subrogada o adopción, podrán cobrar esta prestación durante dos meses de ausencia en la competición. “Las trabajadoras autónomas y por cuenta propia no suelen tener este tipo de prestaciones por maternidad disponibles. Tienen que buscar por sí mismas los beneficios que necesitan. Esto es algo realmente novedoso y revolucionario”, explicó Portia Archer, CEO del circuito femenino. “El objetivo es proporcionar los recursos financieros, la flexibilidad, el apoyo, para que estas deportistas, independientemente de su puesto en el ranking, pero especialmente aquellas que ganan menos, tengan esa capacidad para decidir cuándo y cómo quieren formar sus familias”.
Todas las jugadoras recibirán la misma compensación económica, aunque las cifras no han sido publicadas por la WTA. Según comunicó la organización, en la actualidad hay 25 tenistas bajo su paraguas que son madres: Elina Svitolina, Naomi Osaka, Belinda Bencic, Angelique Kerber, Taylor Townsend o Viktoria Azarenka, miembro del Consejo de Jugadoras de la WTA y una de las voces más activas en el pasado en la lucha por un cambio. “Cuando me quedé embarazada, había una conversación sobre si iba a volver al circuito o no. Habíamos tenido ejemplos en el pasado, aunque no muchas volvían. Me di cuenta de que no teníamos ningunas normas en la organización para tratar las bajas por maternidad. No todas tienen la oportunidad financiera de parar y no tener ningún ingreso”, explicó la exnúmero uno bielorrusa.
Introducing the new PIF WTA Maternity Fund 💚
— wta (@WTA) March 6, 2025
Introducing the new PIF WTA Maternity Fund. As a groundbreaking initiative, the PIF WTA Maternity Fund will provide eligible WTA players with comprehensive maternity benefits and fertility treatments to start or expand their… pic.twitter.com/T98himxIL4
“No tiene precedentes en el deporte, y creo que es más grande que el deporte. Es un tema muy importante en todos los aspectos de la vida. La gente tiene familias y es una conversación que hay que sacar”, comentó Azarenka, que fue madre en 2016 y que celebra lo que supone esto para las nuevas generaciones. “Mirra (Andreeva) y muchas otras jugadoras, que incluso no son tan jóvenes, ven estas oportunidades y piensan que pueden prolongar sus carreras y tener familias. Quizás hay jugadoras que lo llevan pensando un tiempo, y esto abre un camino para ello”, añadió Azarenka, que puso las ayudas a la conciliación como siguiente tarea pendiente.
El programa, llamado oficialmente PIF WTA Maternity Fund, no ha tardado en verse como la gran iniciativa que ha tenido el fondo de inversión público saudí desde su polémica asociación con el circuito femenino el pasado mes de mayo. Hasta entonces, las medidas habían sido añadir el nombre del organismo al ranking mundial femenino o llevar las WTA Finals al país árabe. “No hubiéramos podido brindar estos beneficios si no fuera por esta relación y la financiación que proporciona el PIF”, reconoció Archer.
La recepción, como no podía ser de otra manera, ha sido maravillosa por parte de las jugadoras. “Todo lo que hemos oído de tenistas que son madres, o que no lo son, es ‘wow, esto es una oportunidad increíble para nosotras’. Creo que de verdad va a cambiar la conversación en el deporte, y estoy feliz por ser parte de ello”, afirmó Azarenka, una de las madres más reconocidas en el circuito y que tuvo que afrontar varias dificultades a su regreso en 2018, pues había perdido su ranking. Lo mismo le sucedió a Serena Williams aquel año, tras dar a luz a Olympia (jugó la final de Australia 2017 embarazada de ocho semanas). Otras, como por ejemplo Ashleigh Barty, se retiraron para formar una familia, aunque por aquel entonces el tema de la clasificación ya se había solucionado de algún modo, pues desde 2019 el ranking protegido permitía a las madres en su regreso acceder a 12 torneos.
La WTA afirma que es “la primera vez en la historia del deporte” en la que las protagonistas disponen de estos beneficios, ya que la gran diferencia es que las tenistas no disponen de un salario fijo. En la WNBA, por ejemplo, en 2020 se firmó un acuerdo con el que las embarazadas pueden estar de baja percibiendo todo su salario durante un año. En el LPGA de golf, un caso mucho más similar al del tenis, las jugadoras pueden congelar su estatus en el circuito durante dos años y no perder así la tarjeta que les permita seguir jugando torneos, aunque no tienen una baja retribuida. Sí la tuvo Stacy Lewis, ganadora de dos majors, en 2018, aunque fue porque se la pagó KPMG, uno de sus patrocinadores.
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