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TENIS | MASTERS 1.000 PARÍS

El cisma de las bolas

El circuito ATP se llena de quejas por los cambios de pelotas en los torneos que, a su juicio, provoca lesiones. Djokovic: “Tiene que haber más uniformidad”.

Gael Monfils, con varias pelotas en la mano durante el reciente torneo de Viena.
EVA MANHARTAFP

Recurriendo al humor (a veces la mejor forma de ponerse serio) y aprovechando Halloween, el canadiense Vasek Pospisil se retrataba el sábado en redes con una venda en la cabeza, otra en un codo, una férula, muñequera, dedos con esparadrapos... “Tenista profesional en 2023″, acompañaba su mensaje. Una forma de visualizar la ola de lesiones que azota al circuito y que, una buena parte de los tenistas, achaca a los continuos cambios de bolas en los torneos.

En la campaña de pista rápida que arranca en verano y finaliza con la cita de maestros en Turín, el baile es continuo en los torneos de la máxima categoría: Head Penn en Canadá y Cincinnatti, Wilson en el US Open, Dunlop en Shanghái, vuelta a Head Penn en París, otra vez Dunlop en las ATP Finals... Y la misma película en ATP 250 y 500. Aunque Dunlop sea la ‘bola oficial ATP’, cada torneo, por razones comerciales, es libre de contratar con quien quiera.

La llegada en los últimos años de un tipo de jugador diferente (alto, fuerte, potente, con buen saque y que juega a un tiro) hizo a los torneos, además, apostar por bolas más lentas para alargar los puntos y de tipo ‘Extra duty’, más pesadas. “No suelo tener problemas en el brazo, pero este es el quinto torneo seguido con bolas diferentes y lo puedo sentir esta semana”, advertía Ben Shelton, ganador en Tokio, antes de debutar en París... Donde cayó en su estreno con Davidovich.

Djokovic entra en escena

La misma queja que Sebastian Korda expresaba a Novak Djokovic en un entrenamiento en Bercy. “Me ha dicho que lleva cinco semanas con cinco pelotas distintas”, contó el serbio, que trasladó el problema a Andrea Gaudenzi, presidente de la ATP. “La inconsistencia es un problema, y esa es nuestra queja. Tiene que haber más uniformidad para evitar problemas en muñecas, codos y hombros”, contaba luego el número uno en rueda de prensa. Y apuntaba a una solución: “Que en la gira previa a un Grand Slam, como Roland Garros, se juegue todo con la misma bola”.

“Según vas jugando, (las bolas) se vuelven grandes, esponjosas, como un pomelo. Jugamos intercambios de 30 tiros porque es casi imposible conectar un winner”, apuntaba el siempre directo Daniil Medvedev recientemente en Pekín, criticando las Head Tour que se utilizaron. Stanislas Wawrinka, Taylor Fritz... Son muchos los que han clamado ya por una reflexión al respecto.

Para el común de los mortales, la cuestión parece baladí. Pero no para deportistas con una temporada que se alarga de enero a noviembre. Carlos Alcaraz lleva 72 partidos este curso. “Para los tenistas, es un problema si la pelota es diferente en cada torneo. Sería bueno jugar todos durante todo el año con la misma”, se pronunció también el español en la gira asiática. Y sin deportistas sanos, no hay espectáculo.

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