Medvedev peleará otra vez por el título en Nueva York
El ruso de 25 años venció en tres sets al canadiense Auger-Aliassime y espera rival para su segunda final en el torneo: Djokovic o Zverev.
Daniil Medvedev cumplió con creces con las previsiones que le colocaban en la final del US Open como segundo cabeza de serie y uno de los tenistas más en forma del circuito. El ruso de 25 venció por 6-4, 7-5 y 6-2 en poco más de dos horas a Felix Auger-Aliassime y disputará por segunda vez el partido por el título en el Grand Slam estadounidense. Espera rival y será el que salga del partido que enfrentará desde la 1:00 (Eurosport) a Novak Djokovic y Alexander Zverev. “Quiero disfrutar de la otra semifinal, del encuentro y de los rivales, sin pensar en quién va a ganar”, dijo Medvedev en la entrevista postpartido.
El ruso de 25 años, primero de su país que alcanza más de una vez estas alturas del major estadounidense, sólo atravesó por un momento delicado en el segundo set, con un 5-2 en contra que parecía definitivo. Pero ganó cinco juegos seguidos, se apuntó el parcial y ya no miró atrás ante el canadiense de 21, que nada pudo hacer después para frenar al finalista de 2019 en aquel partido contra Rafa Nadal que perdió y que él recuerda como “loco”. “Espero que si el domingo sale otro parecido, esta vez pueda ganarlo”, deseó el moscovita. “Ha sido un partido extraño en el segundo set, no se sabía hacia donde iba a ir. No he jugado mi mejor partido, pero estoy contento por meterme en la final”, analizó.
El caso es que con lo que hizo, que no fue poco (35 golpes ganadores, 25 errores no forzados y un 81% de puntos ganados con primeros servicios), le bastó para superar a un rival de 21 años que en ningún momento creyó en sus posibilidades, ni siquiera con esa ventaja tan amplia que tuvo en la segunda manga. Todo lo contrario que Medvedev, que rebosa confianza y sólo piensa en su propio tenis, sin importarle el rival que tiene delante. Llega al partido por el título con un solo set perdido y habiendo cedido 59 juegos, casi 10 por partido, pocos. Es una máquina, un acorazado que parece inexpugnable.
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