Los días pasan y los discursos se alejan del optimismo. Si a principios de abril comentábamos que el Open de Australia contemplaba su próxima edición de 2021 a puerta cerrada, ahora también están sobre la mesa varios escenarios que son, si cabe, aún peores.

Craig Tiley, CEO de Tennis Australia y director del torneo, explicó esta semana las diferentes posibilidades que baraja el primer major del calendario, entre las que se incluyen las más catastróficas: "Ser los primeros en reanudar la competición es uno de los escenarios que manejamos. Otro escenario es regresar sin público, como la AFL y la NRL. Otro escenario es jugar en otra época del año potencialmente y el último escenario sería el peor: que no haya Open de Australia hasta 2022. Tenemos que prepararnos para todo", confesó Tiley en el diario The Age.

Seguro antipandemias

Ante este panorama, ¿cuenta el Open de Australia con algún punto a favor? Afortunadamente, la respuesta es sí. Que por el momento sea el único Grand Slam del curso que ha podido celebrarse le ha permitido conservar un pequeño colchón económico de cara a la próxima edición. "Tenemos que construir un modelo financiero para todos los escenarios posibles. La buena noticia es que celebramos el torneo este año, así que tenemos algo de 'cash', pero eso se agota rápidamente si no tenemos ingresos", explicó Tiley.

Para paliar los daños que pueda ocasionar en el futuro el COVID-19 sobre el torneo, el propio Tiley explicó que la organización de Tennis Australia cuenta con un seguro antipandemias (como en el caso de Wimbledon), aunque éste finaliza el próximo mes de julio: "Después de Wimbledon, probablemente éramos una de las pocas organizaciones deportivas que teníamos un seguro antipandémico. Teníamos seguro completo y seguro de pandemia. Pero en julio de este año expira. Pero ahora estamos en conversaciones con la misma aseguradora para el futuro". La incertidumbre no hace más que abrirse paso en el planeta tenis...