Vinicius leyó la pancarta
En un partido que se convirtió en una montaña rusa de emociones, el brasileño se empeñó en sacar un gran botín en el territorio de Guardiola. A pesar de que se quedó sin batir a Ederson, Vini fue decisivo en los dos últimos goles de su equipo, demostrando ambición y esa determinación que le ha convertido en un jugador letal en la competición más exigente. Su espectacular segunda parte fue la mejor venganza posible para una grada que se mofó de él por todo lo sucedido con el Balón de Oro que finalmente recibió Rodri.
Picar a Vinicius no es una buena idea, porque cuando entra en ebullición se convierte en un futbolista ciertamente imparable. Le costó coger la temperatura a un choque que había empezado raro, pero fue claramente de menos a más picado en el orgullo y le demostró a una afición acostumbrada al buen fútbol que, si está enchufado, hay muy pocos jugadores con su nivel. Se esforzó en defensa, no paró de correr buscando el desequilibrio en ataque y fue generoso pensando siempre en el bien del equipo. Después de unas semanas con rendimiento ‘raruno’, Vinicius escogió el mejor día para volver a la versión que enamora al madridismo y llena de confianza a sus compañeros.