Opinión

Un potosí de volea

El Madrid recobró ante el Athletic la vitalidad perdida hace tiempo y su estado de ánimo mejoró una barbaridad con la victoria.

Valverde se inventa una volea de trivela que entra susurrando la cruceta opuesta de la portería. El gol es para verlo repetido una y otra vez.
Santiago Segurola
Actualizado a

No hay respiro en la Liga, que ha entrado en una fase que no admite errores en los aspirantes al título. El Atlético de Madrid se apartó definitivamente de la carrera en el Insular de Las Palmas. Salió derrotado en el último minuto del partido. De esa lucha contra el reloj trataron los partidos del Barça y el Real Madrid. Vencieron a Celta y Athletic en el tiempo añadido, cuando comenzaba a sonar la campana, no ya de sus encuentros, sino del campeonato.

Bien entrado el segundo tiempo en Montjuïc, el Barça perdía 1-3 y el Real Madrid tomaba el mando de las operaciones en la competición. Con ese resultado, el Madrid dependía de sí mismo para ganar la Liga, con la condición inexorable de vencer al Barça en Montjuïc. Media hora después, Rapinha transformó el penalti que Yoel Lago, central debutante que había secado sin miramientos a Lewandowski, cometió sobre Olmo. El gol evitó un malísimo trago al Barça.

Le pasó la papeleta al Madrid, obligado a la victoria o a desistir en la persecución del líder. Aunque el partido del Bernabéu fue muy diferente al de Montjuïc -el Celta destrozó el sistema defensivo del Barça con facilidad, el Athletic recurrió exclusivamente a la defensa contra el Madrid-, los dos se resolvieron in extremis. Fede Valverde enganchó una de sus clásicas voleas y clavó el remate por la escuadra. Corría el minuto 93 y el Madrid había estado durante todo el encuentro a seis puntos del Barça, siete con el muy favorable goal average del equipo de Flick. La visita del Athletic estuvo condicionada por las claves que presiden el recorrido del equipo de Ernesto Valverde. Desde el jueves se sabe que disputará la semifinal de la Europa League contra el Manchester United. Al fondo, el reclamo de la final de la competición en San Mamés. Cuarto en la Liga, también sabe que los cinco primeros clasificados participarán en la próxima edición de la Liga de Campeones. Por si acaso el empate entre el Villarreal y la Real Sociedad le restó drama a su partido con el Madrid.

Valverde propuso un estricto ejercicio defensivo, interpretado por Berenguer y diez jugadores que no figuraron en la alineación contra el Glasgow Rangers. Las urgencias correspondieron al Real Madrid, tristón en el primer tiempo, muy afectado por su eliminación en la Copa de Europa y las críticas recibidas. Primera parte sin juego, ni ocasiones de gol. Vinicius fue la excepción a la pesadumbre. Mantuvo un vibrante duelo con Gorosabel en el primer tiempo. Se impuso con claridad en el segundo.

El Madrid cambió radicalmente en la segunda parte. El Athletic persistió en su idea. Sufrió una barbaridad para sostener el empate. Resultó crucial el papel de Federico Valverde, bloqueado una y otra vez por Unai Gómez en el carril lateral. Ancelotti detectó la seriedad del problema y envió al gran jugador uruguayo a posiciones interiores, evitando la estricta vigilancia de su marcador. Valverde, Vinicius y Bellingham tomaron el mando de las operaciones, contagiando al resto del equipo.

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La volea de Valverde vale un potosí al Madrid, que recobró la vitalidad perdida hace tiempo y no perdió un centímetro de la distancia con el líder. Si es verdad que el fútbol es un estado de ánimo, el del Madrid mejoró una barbaridad con su victoria.

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