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Trámite en Madrid y emoción en Barcelona

El Bernabéu vivió ayer un partido de entreguerras, resuelto por el Madrid con comodidad dentro de este tono de desapasionamiento con que está viviendo esta fase de una Liga que ya se fue. Casi, o sin casi, lo que más atraía era la presencia del jovencísimo Gabri Veiga, revelación de la temporada. Un muchacho al que codician muchos grandes de Europa porque su cláusula es de 40 millones, que a día de hoy parece poco dinero. Pero no estuvo bien. Apareció al principio en una llegada a la frontal con tiro desviado y luego se esfumó. Ni terminó el partido, quizá castigado por Carvalhal por dejar pasar a Militao en el 2-0.

Un buen jugador al que no hay que tachar por una mala tarde, que eso lo puede tener cualquiera. Bueno, cualquiera menos Vinicius, ayer de nuevo la salida del equipo al ataque una y otra vez. Ya saben, en ‘viniciusistema’, ‘copyright’ de Antonio Romero. Por él llegó el primer gol, marcado por Asensio. El otro lo hizo Militao de córner, irrumpiendo como un titán en la maraña del área. He aquí otro que siempre está. Y uno más, Camavinga, al que no gusta jugar de lateral izquierdo pero está mejorando mucho en esa tarea, que le cayó encima como una emergencia de Francia en el Mundial. A Ancelotti le ha venido de perlas para esta función.

Partido menor, después de todo, frente al que nos espera hoy en el día más reventón del año en Barcelona, Sant Jordi, fiesta de flores y libros, con final del Godó y la visita al Camp Nou de este Atlético resucitado tras aliviar en enero la plantilla de jugadores convertidos en lastre, léase Felipe, Lodi, Cunha y sobre todo João Félix. Hace 17 años que el Atlético no gana allí. ¿Podrá hacerlo hoy? Y, caso de hacerlo, ¿podremos decir que aún hay Liga? El Madrid quedaría a ocho puntos, demasiada distancia. Tendría que asustarse demasiado el Barça, que hoy precisamente recupera a De Jong y Pedri, y que ganando tendría una recta final de campeonato despejada.