Ramírez, cinco puntos de quince
A Cordero, faltaría más, y también a Ramírez –”Lo que hemos incorporado nos hace mejores”- les ha dejado satisfechos la ejecutoria del Real Zaragoza en este mercado invernal, donde no ha llegado lo que más hacía falta -uno o dos centrales de verdad-, pero en el fútbol las palabras carecen de valor ante los resultados. Y el Zaragoza sigue alejándose a pasos agigantados de su objetivo oficial: la promoción de ascenso. Después de una primera parte en la que mereció irse al descanso con ventaja, el equipo aragonés se vino abajo en una infausta segunda mitad, marcada por un gol rapidísimo del Albacete y una cantada monumental de Poussin. La derrota hace mucho daño y vuelve a poner todo en cuestión, como tantas veces antes. Ramírez ha venido a cambiarlo todo, pero suma cinco puntos en cinco partidos y puede despedir la jornada a doce puntos de la sexta plaza cuando cogió al equipo a seis del playoff.
Keidi Bare, según la versión oficial, se cayó a última hora de la alineación y de la convocatoria por unas molestias musculares y para no arriesgarse a una lesión mayor, y Ramírez recurrió a Francho para formar la línea media junto a Arriaga y Toni Moya. Las otras dos novedades del once fueron Lluís López, que reapareció tras cumplir su partido de suspensión, y Pau Sans, que venía pidiendo a gritos su titularidad. Ante la ausencia de Tasende por sanción y de Nieto por su fractura en una falange del pie, Liso actuó de carrilero por la izquierda, tal y como había venido entrenándose durante la semana.
El Albacete salió a mil por hora, intentando provocar con su presión un error fatal del Zaragoza, que comenzó muy metido atrás, con Arriaga incrustado en ocasiones como cuarto central, y le costó entrar en el partido. Pero al equipo manchego le duró la iniciativa apenas un cuarto de hora y todo el tramo central de la primera parte fue del Zaragoza, al que se le anuló un gol supuestamente por haber salido antes la pelota por la línea de fondo en el saque de esquina que acabó rematando Clemente, y que tuvo ocasiones muy claras en un obús desde fuera del área de Pau Sans, que sigue aprovechando sus oportunidades, y en la cabeza y la bota de Bazdar. Por méritos, el Zaragoza debió irse al descanso con ventaja en el marcador, pero Raúl Lizoain estuvo providencial para su equipo.
A Alberto González, técnico local, no le gustó nada de lo que vio en la primera parte y organizó una pequeña revolución en el intermedio con hasta tres cambios. Y la apuesta no pudo salirle mejor, porque al minuto de la segunda parte Pablo Sáenz, fichaje invernal y uno de los que acababa de ingresar en el Albacete, batió a Poussin aprovechando un pésimo achique de espacios de la defensa del Zaragoza, muy hundida siempre ante los centros laterales.
Y el encuentro cambió por completo para el Zaragoza, que encajó un segundo gol en el minuto 57 en un despiste mayúsculo de Poussin, al que sorprendió Agus Medina en una falta directa cuando el francés estaba fuera de la portería fijando las marcas de sus compañeros y esperando un centro al área. Un gol inesperado e inexplicable, que terminó de arruinar las posibilidades del equipo aragonés en el Carlos Belmonte. Y aún pudo ser peor, porque Higinio tuvo el 3-0 en otra falta lateral que salvó Poussin con la cadera, en una acción que retrató una vez más a la indefendible zaga del Zaragoza, a la que Cordero no ha logrado reforzar en este mercado de invierno, cuando era su principal obligación.
Ya a la desesperada, Ramírez metió también un triple cambio -Aketxe, Dani Gómez y Marí relevaron a Clemente, Bazdar y Pau Sans-, pero el Zaragoza, con más corazón que fútbol, sólo acertó a recortar distancias por medio del debutante Dani Gómez a dos minutos del final del tiempo reglamentario.
Lo dicho: Ramírez sólo ha ganado uno de sus cinco primeros partidos.