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Se le hizo bola- Hay partidos que nacen en la espesura, continúan entre arenas movedizas y acaban convirtiéndose en engrudo (masa elaborada de harina o almidón hervida en agua), ese simulacro de pegamento que hacíamos de niños en el colegio cuando nos fallaba el tubo de Imedio. Osasuna, un equipo que defensivamente está organizado con una disciplina ejemplar, repitió faena en el coso del Bernabéu. Hace un año igualaron a cero con un partido calcado, simplemente diferenciado porque en esta ocasión Vinicius y Kike García enchufaron dos goles. Pero se veía venir por la falta de frescura del que hasta hoy había sido líder incontestable. La tropa de Ancelotti jugó con balas de fogueo a pesar del regreso de Banzema, que todavía está al 50% tras un mes de ausencia. Karim dibujó varias combinaciones fantásticas con Vini, su socio favorito, sobre todo en un pase con el exterior del brasileño que Benzema remató en posición acrobática. Se fue fuera por el pelo de una gamba y fue una pena, porque hubiese sido el gol más impactante en lo que va de Liga. Pero fueron chispazos aislados e individuales. Ceballos lo intentaba, Rodrygo buscaba la espalda a la zaga navarra y Tchouameni no reinaba en la medular. Osasuna no sufría. Faltaban “uuuyyys” en una grada que respondió como siempre pero a la que le faltó la emoción de la que se impregna cuando escucha el himno de la Champions. Fue un dolor de muelas al que Ancelotti no encontró antídoto...

El penalti fallado- Pero dejémonos de análisis sesudos y tácticos. Si el penalti lanzado por Benzema a pocos minutos del final entra, ahora estaríamos hablando de la Décima (diez triunfos consecutivos), de un líder al que nadie le empataba siquiera y festejando el regreso al pasto del próximo Balón de Oro. Pero el resultadismo es inevitable a la hora de hacer la ecografía de la velada, dado que el 2-1 hubiese alejado esos fantasmas que ahora parecen vislumbrarse a dos semanas del Clásico. Seguro que Carletto sabrá manejar eso en el vestuario para que pronto se alejen esas nubes negras generadas por esos dos puntos que vuelan junto al liderato, que aunque sea por goal average ha cogido el puente aéreo a solo 14 días del face to face que nos espera entre los dos grandes reyes de la competición. Tampoco vi al Barça jugar como para impactar a nadie, sufriendo en Mallorca ante el equipo del Vasco Aguirre hasta el punto de convertir a Ter Stegen en el mejor de su equipo. Fuera alarmismos.

Factor Modric- A pesar de sus 37 años, es indiscutible que las ausencias de Modric siguen dejando un peaje en un Madrid acostumbrado a moverse como si el croata fuese la aguja del compás. Tanto Ceballos como Camavinga pueden suplir al genio de Zadar, tanto por calidad como por actitud. Pero con Luka en el campo los automatismos son mucho más digeribles para la tropa de Ancelotti. Menos mal que Modric volverá pronto (se le espera para Getafe). Sigue siendo intocable en este proyecto.

Los jóvenes- Florentino recalcó que en su opinión el fútbol corre peligro porque la industria del ocio ha crecido y las nuevas generaciones empiezan a alejarse de este bendito deporte: “El fútbol está enfermo y perdiendo su liderazgo”. Pues en mi casa no nos ha pillado ese virus. Mi hijo Marcos, que ha cumplido hoy 20 años, y Nico, que tiene 15, fueron entusiasmados al campo. Y quieren revancha dentro de dos semanas con el Barça. El fútbol es su pasión...