Opinión

“Para lo que ha quedado el fútbol”

El lenguaje homofóbico está tan profundamente arraigado en la lengua vernácula del fútbol que parece casi inocuo, pero desde luego no lo es.

El delantero del Betis apareció en un entrenamiento del conjunto verdiblanco con las uñas pintadas en señal de protesta. Ante las quejas de seguidores en redes sociales, el ariete no dudó en exponer sus motivos.
Lucía Taboada
Actualizado a

Escribo esta columna como si me hubiese dado un golpe en la cabeza y, cual protagonista de telefilm, hubiese amanecido en el año 1900 sobre la cama de un hospital. Voy a escribir sobre la homofobia en el fútbol en pleno 2025. Me veo obligada a hacerlo porque hace dos días el Celta hizo oficial el fichaje de Borja Iglesias con un vídeo en el que se ve una mano cuyas uñas están siendo pintadas de azul celeste. El vídeo, como era esperable, recibió un reguero de comentarios vergonzantes en redes sociales: “Maricón”, “Mis condolencias a todos los aficionados del Celta”, “Vomitivo”, “Todos somos menos del Celta desde hoy”, “Pero qué basura es esta”, “Qué grima” o “Para lo que ha quedado el fútbol”.

Este último me llamó especialmente la atención. “Para lo que ha quedado el fútbol”. El comentario no hace referencia a la propuesta de enviar partidos de Liga a Miami, Supercopas a Arabia o Mundiales a Qatar, a los novedosos métodos de dopaje financiero, los límites salariales trucados o las ligas con tanto dominio económico de un par de equipos que el elemento de imprevisibilidad se ha convertido en una reliquia lejanísima, no: el comentario hace referencia a que un jugador de fútbol se pinta las uñas.

El lenguaje homofóbico está tan profundamente arraigado en la lengua vernácula del fútbol que parece casi inocuo, pero desde luego no lo es. Y el dilema al que se sigue enfrentando cualquier futbolista que rompa con los comportamientos convencionales asociados a la masculinidad, no ya digamos cualquier futbolista que pretenda salir del armario, es que su carrera se vea eclipsada o directamente anulada por su historia.

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Para quien sugiera que lo que pretende Borja Iglesias es precisamente que se hable más de él fuera del campo que dentro del mismo, unos simples datos estadísticos: es el máximo goleador histórico del Betis en la etapa de Manuel Pellegrini y fue el máximo goleador del Celta la temporada pasada como cedido. Las uñas pintadas no restan rendimiento futbolístico, lo que sí restan y rompen son estereotipos retrógrados y rancios todavía vigentes.

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