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Norris llevaba las de perder

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El GP de Austria avanzaba plácidamente hacia los titulares de siempre, hacia un nuevo paseo de Max Verstappen, que había dominado el día anterior la clasificación y llevaba el mismo camino en el domingo estelar. Detrás rodaba Lando Norris, para escoltarle en el segundo peldaño del podio como ya había hecho en China, en Emilia-Romaña, en Canadá, en España… Era el uno-dos más repetido de la temporada. Un pulso descompensado, aunque al menos este año tenemos una rivalidad a la que agarrarnos en el Mundial de Fórmula 1. El inglés había conseguido incluso darle la vuelta a la tendencia en Miami. Su primer y único triunfo.

La historia estuvo a punto de reeditarse este domingo, cuando una mala parada de Red Bull, quién lo iba a decir, colocó a Verstappen ante las garras de un amenazante Norris. El combate fue tan encarnizado, por ambas partes, que los dos acabaron en talleres y sancionados, aunque el neerlandés al menos pudo volver al circuito para salvar un quinto puesto. Lando fue el gran derrotado de la refriega, porque salió de Spielberg sin puntos y con el coche seriamente tocado para Silverstone. Su enfado era evidente contra Max: “Hay momentos en los que va demasiado lejos”. Mientras que el tricampeón se lo tomaba con más naturalidad: “Cuando hay batallas apretadas, pueden suceder estas cosas”. O traducido al lenguaje de la calle: “Si te metes en una pelea contra el malote de la clase, llevas todas las de perder”.

La pifia regaló la victoria a otro británico, George Russell, que ya saboreaba la tercera posición como un gran resultado, y subió al cajón a Carlos Sainz, tercero por detrás de un lanzado Oscar Piastri, que agradece su quinto podio de la temporada, y 23º de su vida, como un placer exclusivo que no sabe cuándo volverá a repetirse después de salir este año de Ferrari.

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