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Messi supera en motivación a Mbappé

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Días de tregua en el Mundial. Como en el tango, el músculo duerme, la ambición descansa. Los dos gladiadores que han llegado hasta aquí curan sus heridas, reposan sus cuerpos y fortalecen su mente hasta el desafío final. En fútbol, feo está decirlo, sólo cuenta el primero. En algunas circunstancias especiales, Croacia hace cuatro años por ejemplo, ser segundo se puede celebrar, porque se trataba de un país joven y pequeño. Pero entre Argentina y Francia, dos bicampeones mundiales, sólo vale ganar o ganar. En fútbol hemos visto con demasiada frecuencia cómo muchos subcampeones se quitaban la medalla de plata nada más serles impuesta.

Es Argentina contra Francia, pero nos tienta mucho pensar que también es Messi contra Mbappé. El fútbol no es tenis, es juego de equipo, pero hay jugadores que son mejores y ahí tenemos a los dos más grandes cruzándose en el final de uno y el principio de otro. En este tiempo de tantísimo estudio de tácticas y contratácticas, con tanto Big Data estrujando los datos de cada jugador, tanta ciencia en manos de los entrenadores en busca del fútbol sin rendijas (0-0, partido muy serio, no se rio nadie) los pocos jugadores que ‘marcan la diferencia’ la marcan más que nunca. A menos errores, y cada vez hay menos, más importan las genialidades.

Messi tiene más fútbol en la cabeza que Mbappé, Mbappé tiene más piernas que Messi y eso que a este no le faltan, ya se le vio ante Gvardiol. No sé hasta qué punto eso da ventaja al uno sobre el otro, pongamos que equilibra. Pero en lo que veo una diferencia enorme es en ambición. Messi ha ido allí a por este Mundial por muchas razones que no hace falta repetir. Digamos que no ‘quiere’ ganar el Mundial, sino que ‘necesita’ ganarlo para dejar las cosas en su sitio y quedar en paz consigo mismo. A Mbappé le veo encarar los partidos con un sentido más lúdico, no le veo atrapado por esa fiebre casi trágica que coloca a Messi en el nivel de lucidez supremo.