El Zaragoza se condena solo y regresa cosido a goles
Todo lo que no sea derrotar al Huesca reabriría un escenario terrorífico para el equipo de Gabi.


Era un partido de máxima dificultad, pero el Real Zaragoza se condenó solo en el Ciudad de Valencia y regresó a casa cosido a goles. Nada nuevo en esta temporada deplorable y aborrecible, en la que la colección de errores gruesos de los porteros y los defensas, sin excepción ninguna, no deja de crecer. Un gol en frío y dos nuevas pifias de Poussin y Jair se lo pusieron muy fácil al Levante. Demasiado fácil. El equipo aragonés, que jugó sin tensión competitiva, continúa fuera del descenso gracias a la derrota del Eldense en Ferrol, pero va a tener que sudar tinta china para salvarse y ahora está obligadísimo a derrotar el próximo domingo en La Romareda a un Huesca en cuadro.
Gabi presentó una alineación con cinco novedades. A saber: Luna reemplazó en el lateral derecho a Francho, baja de última hora por unas molestias musculares, y Calero a Clemente en el izquierdo, mientras Toni Moya suplió al sancionado Arriaga y Liso y Marí entraron por Aketxe y Soberón. Pero todo el plan del técnico se vino abajo enseguida, porque el encuentro nació cuesta arriba para el Zaragoza, que encajó un gol a los seis minutos en un contragolpe muy mal defendido, que acabó rematando Carlos Álvarez entre cuatro defensores, y seis minutos después una salida en falso de Poussin, en otra de sus pifias, y un lío con sus centrales permitió a Forés aumentar la cuenta del Levante. El equipo aragonés tuvo una ocasión inmejorable para haber recortado distancias y meterse en el partido, pero Bazdar falló solo ante el portero y el resto de la primera parte fue un quiero y no puedo del Zaragoza, con el Levante cediendo espacio y la pelota, pero nunca el control.
El duelo acabó de definirse en el inicio de la segunda parte en un regalo de Jair, uno más, a Morales y lo sentenció definitivamente el Levante con un cuarto gol, cuando Gabi ya llevaba algún minuto pensando en el partido frente al Huesca, donde todo lo que no sea una victoria reabriría un escenario terrorífico para el Zaragoza. La recta final fue de brazos caídos en los dos equipos, con un quinto gol granota y dos tantos inservibles de Pau Sans y Soberón.
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