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El VAR nunca acierta con el Cádiz

El Cádiz está en un grito porque un error de lo que ya deberíamos llamar ‘asamblea arbitral’ le costó dos puntos ante el Elche. Para el Cádiz dos puntos son mucho. Cada año que se salva es por los pelos, a base de fe y de apretar los dientes. Tiene un don para las últimas jornadas, pero no siempre le vale, así que dos puntos para él suponen mucho. Resulta que pese a tantas garantías como se pretende incluir (ya veo que en la foto inicial hay dos cuartos árbitros, no sólo uno, lo que agradece la simetría) hay errores que se escapan. Y aquí no se trata de una jugada de interpretación, sino de pura medición de semovientes controlados por cámaras.

Una jugada difícil, desde luego, pero se supone que para eso vino el VAR. Dado que hay tantas jugadas de interpretación, al menos podríamos aspirar a que la verdad geográfica justificara el invento. Pero he aquí que si el partido sólo es un prosaico Cádiz-Elche los ocupantes de la sala brumosa se dejan ir y, dado que los liniers han sido neutralizados por el maligno invento, en el peor momento se escapa un gazapo que pone en armas a una ciudad que, maldita sea su suerte, acostumbra a sufrir en su carne la indiferencia del VAR, sea en forma de patada de Hazard a Akapo, sea en este fuera de juego enviado al limbo, sea en tantas otras cosas antes...

Medina Cantalejo culpa al empedrado, o sea, a LaLiga, por no tener ese nuevo milagro del fuera de juego semiautomático, de cuya presencia en Riad alardeó. No lo tiene porque es nuevo, es caro, no lo hay tampoco en la Copa, es un avance reciente y por supuesto no se iba a priorizar un Cádiz-Elche a la hora de instalarlo. Este fuera de juego se escapó porque era difícil de ver, pero sobre todo porque los de la sala brumosa, abundantes y bien pagados (por LaLiga, o sea, en su parte alícuota, por el Cádiz) no estaban a lo que tenían que estar. Bastante es que no sepamos ya lo que es mano como para que ahora nos falle hasta lo que debería ser de cajón.