El legado de otro pionero
Sólo nueve días después del último vuelo de Federico Martín Bahamontes, otro pionero del deporte español, coetáneo del Águila de Toledo, ha dado su última vuelta al velódromo de la vida. Guillermo Timoner falleció este jueves a los 97 años en su Felanitx natal, en Mallorca. Su historial deja una gesta irrepetible, el honor de ser el primer ciclista español que conquistó una corona mundial en cualquier disciplina. Timoner abrió en 1955 en Milán un ilustre listado que ya asciende a 84 campeones y 173 títulos, el último el conseguido por Alejandro Montalvo en trial el pasado domingo en Glasgow. El legendario pistard sumó un total de seis maillots arcoíris en medio fondo tras moto, una especialidad larga que ya no se celebra en los campeonatos, pero que en su época era muy relevante.
Timoner forjó un impresionante palmarés, pero sobre todo fue el ejemplo de un ciclista hecho a sí mismo en los duros años del hambre, un ilustre superviviente al igual que Bahamontes y Miquel Poblet. Hace dos decenios tuve la ocasión de hacerle una profunda entrevista en la que aún se mostraba enfadado con un detalle del dictador Franco, que le concedió el honor de visitarle en El Pardo, pero tuvo que pagarse el viaje a Madrid de su propio bolsillo, un desembolso doloroso en esos años. Así eran las cosas entonces. La última vez que coincidí con Guillem fue en 2007, durante los Mundiales de Palma. En aquel campeonato, el también mallorquín Joan Llaneras sumó su séptimo oro para batir el registro de su paisano. Un éxito absoluto que quizá no hubiera existido sin la semilla de Timoner, que creó escuela. Miquel Mas, Alzamora, Tauler, Muntaner, Torres y el mítico Llaneras son otros pistards baleares que vistieron el arcoíris o se colgaron una medalla olímpica… Ese es el legado vivo de Guillermo Timoner. La siembra de otro pionero.